Hubo un tiempo, cuando el rock comenzó a sonar con fuerza en los EE.UU. e Inglaterra, que se revolucionó la industria de la música y las cabezas de los jóvenes de entonces estallaron por los aires al escuchar el nuevo ritmo que se volvió adictivo y pasional. Muchos quisieron copiar a los nuevos grupos. Fue un territorio ocupado y dominado por hombres en sus comienzos. Allí, a mediados de los años ´60, unos quinceañeros argentinos se juntaron para tocar rock en inglés, como sus ídolos extranjeros, que editaban discos y se hicieron famosos.
Estos adolescentes se llamaron Los Knacks, eran cinco que entre 1967 y 1970 tuvieron una fulgurante estadía dentro del universo rockero nacional. Era su momento, estaban en el lugar justo y en el momento indicado, pudo haber sido lindo y exitoso, pero abandonaron el barco cuando estaban en el muelle y comenzaban a levar anclas.
Este documental se dedica a homenajearlos y a recorrer las vidas y las carreras de sus integrantes. Gabriel Nesci y Mariano Nesci lo realizaron de forma tradicional, durante los últimos ocho años, siguiéndolos paso a paso para rescatarlos del ostracismo y popularizar su breve pero contundente obra.
Cada miembro del grupo habla a cámara y recuerda lo vivido. Por separado y todos juntos. Hay muy pocos archivos de la época. Algunas fotos en blanco y negro, recortes de diarios y revistas, como así también, afiches que anuncian los próximos recitales, generalmente compartiendo la programación con otros grupos, que luego tuvieron una mayor trascendencia.
Ninguno vivió de la música. Nadie se salvó económicamente. Una mala decisión, o la colocación del orgullo y los principios por delante de los objetivos truncaron sus carreras.
No quisieron transar con las imposiciones del gobierno de Onganía y es loable. Pero, cuando decidieron su regreso, ellos no cambiaron, el mundo, sí.
La producción del documental recorre todos los detalles posibles, como ser que ellos tienen un único fan y un sitio de su casa está destinado a Los Knacks. O, más curioso aún, reeditaron sus canciones en Europa y los directores viajaron para comprobarlo y demostrarlo in situ.
La película tiene ritmo, no es anodina. El eje principal del relato es la nostalgia y los recuerdos. Las tomas son de unos pocos segundos y luego pasan a otra, sin pausas. Y, por supuesto, la música que suena es la de ellos y sonaban bien.
Lamentablemente creyeron, y aún creen, que hicieron lo correcto. Su meta fue morir con la suya. Gabriel Nesci, que tiene un interesante recorrido en TV y cine, siempre construyó héroes de ficción anónimos, es decir, personas comunes que pudieron ser algo importante, pero, por alguna circunstancia, no lo fueron y, en este caso, encontró seres reales, de carne y hueso, que les ocurrió algo parecido a sus personajes ficticios.