He aquí una historia de hermosos perdedores. Entre 1967 y 1970, Los Knacks se destacaron en la incipiente escena del rock nacional: con Los Beatles como espejo, durante tres años se lucieron con sus composiciones originales en inglés. Iban en ascenso y todo indicaba que la fama y la fortuna los esperaban ahí nomás. Pero tuvieron problemas internos y la dictadura de Onganía firmó su sentencia de extinción cuando prohibió la música que no fuera en castellano. Cuarenta años después de su separación, el quinteto vuelve al ruedo para que se cumplan aquellas promesas de la juventud.
Mariano y Gabriel Nesci hicieron un paciente trabajo de seguimiento de la reunión de estos queribles antihéroes, registrando sus vivencias durante ocho años. El humor y la melancolía están entremezclados con maestría y sensibilidad extraordinaria en esta película que tiene pasajes desopilantes, pero sin que los directores hayan abandonado jamás el respeto y el cariño. Nunca caen en la tentación de burlarse de sus criaturas.
Este cuento incluye una módica knackmanía; un hit (un cover del Submarino amarillo); canciones con títulos como Me siento mal y deprimido o Veinte años debajo de un felpudo; un único fan, coleccionista de memorabilia de la banda, devenido mecenas; videos de archivo del tecladista hablando en TV de su club de swingers o del guitarrista imitando a Frank Sinatra en bodas. También una manager chanta, una amarga incursión por un reality conducido por Bebe Contepomi y la insólita circulación de las copias de un disco pirata de Los Knacks por disquerías europeas.
Enseguida queremos a estos cinco personajes que, con una ingenuidad conmovedora, parecen haber permanecido criogenizados durante cuatro décadas para despertar sin tomar conciencia de los cambios que hubo en el mundo. Porque Los Knacks volvieron con la ilusión de llenar estadios tocando aquellos buenos temas que algunos escucharon en los ’60. Y, aunque saben reírse de sí mismos, están perplejos de que su regreso no haya terminado en un Grammy. Pero Los Knacks no fracasaron: fueron felices tocando otra vez. Este documental es su gran éxito.