Que la familia más anormal vuelva al cine, en versión animada, es noticia auspiciosa. Ahora ocupando una casa tenebrosa, en lo alto de una colina, codiciada por una ambiciosa agente de real estate y, digamos, socialité del pueblo lindante. Con un guión estructurado en base al puro juego de contrastes, entre el colorido y anodino lugar normal y los excéntricos Addams, la película tiene no pocos momentos divertidos, diálogos graciosos en la voz de grandes actores, en su versión original, y algunos apuntes ácidos sobre las sociedades ingenua y alegremente vigiladas. Podría esperarse más (inspiración, creatividad, sorpresa), sin duda. Pero aunque deja el sabor a poco de una especie de largo capítulo, entretiene y divierte.