Cartoons for dummies
Innecesaria versión animada de Los locos Addams (The Addams Family, 2019) que prefiere desdibujar sus icónicos personajes, tamizarlos con dosis de corrección política y, además, dejar de lado el “susto” para centrarse en la familia como centro de conflictos sin que pese el afuera y la otredad, con su dosis de exclusión, como impulsor de las escenas.
Aquello que en la clásica historia de Charles Addams se celebraba y funcionaba, y que luego el cine y la televisión se encargaron de adaptar en saga y serie televisiva, se pierde en la necesidad de atrapar a sectores más pequeños de la audiencia.
Si en otras puestas al día de productos televisivos y remakes cinematográficas, la nostalgia era el punto de partida para emocionar a grandes y chicos, aquí se la borra por completo, delineando con trazos demasiado gruesos a los personajes conocidos por todos, en una trama que además responde al formato de comedia (y televisiva) sin la dosis de humor negro y lo macabro como parte constituyente de la misma.
En Los locos Addams están todos los personajes, Homero, Morticia, Merlina, Pericles, Largo, Mano, Cosa, la Abuela, pero a la vez pareciera que faltaran todos. La imperiosa necesidad de aggiornarlos y de zambullirlos en la actualidad, parece que fuera más importante que la de desarrollar aquellos tópicos presentes en las versiones anteriores y, principalmente, la profundización de las característica de cada uno de los personajes.
Morticia, otrora bella dama de la oscuridad, con un rostro tan particular como enigmático, y que supo contar con las interpretaciones de Carolyn Jones (en TV) y Anjelica Huston (en cine), acá es representada como una mujer amargada y deslucida, que en su languidez termina por esconder la belleza que siempre se destacaba y que hacía atractiva cada una de sus intervenciones.
Homero es una caricatura REAL de sus predecesores, en donde no hay chance para que su seducción eterna puedan ser parte de una propuesta que desaprovecha por todos lados la posibilidad de acercar a generaciones más jóvenes la ironía y desfachatez con la que antes se narraba las desventuras de una familia tan lúcida como particular.
La corrección política desdibuja los límites de la propuesta, la empuja hacia lugares más cercanos a cartoons asépticos que a comedias irreverentes que en el juego de atracción y rechazo mutuo entre la familia Addams y el pueblo en donde viven había fundamentado su razón de ser.
Los locos Addams subestima a sus espectadores, perdiendo el halo nostálgico que podría haber funcionado como impulsor de la empatía hacia el relato, configurando una sucesión de gags simil sitcom, que sólo hacen querer que uno recupere rápidamente las anteriores adaptaciones que del producto se hicieron.