Dos familias enterradas en el pozo
Después de las películas independientes El juego de la silla y La novia errante, la realizadora Ana Katz hace el gran salto en esta película que réune intérpretes de renombre y cuenta con una mayor producción.
Los Marziano no tiene nada que ver con los extraterrestres. Por el contrario, el film hace foco (y desenfoca) a una familia dividida por las diferencias sociales y de relación. Lejos de la típica comedia costumbrista (aunque se la vende como tal desde los afiches de promoción), la trama sumerge a sus personajes en un "pozo" y en diferencias que parecen difíciles de sortear.
La historia gira en torno a Juan Marziano (Guillermo Francella) y Luis Marziano (Arturo Puig), dos hermanos separados desde hace años. Delfina (una siempre convincente Rita Cortese), la tercera hermana, es el único nexo posible entre ellos.
Juan sufre un extraño síntoma que se acentúa con el correr de los días y que no le permite leer, razón por la cual viaja a Buenos Aires para consultar con diferentes especialistas. Por otro lado, Nena (Mercedes Morán), la esposa de Luis, le insiste a su marido para que llame a Juan y lo invite a un fiesta familiar.
El film de Katz retrata mundos antagónicos en los que nadie parecer ser feliz (el pueblo de donde viene Juan y el country de Luis) y lo hace con algunos toques de humor pero con un trasfondo dramático cuyos conflictos tardan en estallar. Los Marziano no fue filmada para gustar a toda clase de público.
Entre tomas panorámicas del country y los "agujeros" existenciales en los que aparecen sumergidos sus protagonistas, el film aprovecha también para echar una mirada crítica a la "seguridad" de los que viven refugiados en sus countries (al igual que en Las viudad de los jueves).
Guillermo Francella demuestra que es un muy buen actor cuando está dirigido y lo mismo ocurre con el personaje encarnado por Arturo Puig. Ambos aparecen juntos sólo algunos minutos en la pantalla.