Bichos no tan raros
El último filme de Ana Katz podría tranquilamente considerarse entre los mejores largometrajes autóctonos del 2011. Sin grandilocuencias ni historias exageradas, pero con un guión sólido y algo escurridizo, actuaciones fenomenales, gran pulso narrativo y la cámara puesta donde debe estar, Los Marziano es un producto que cierra bien por todos lados, porque aunque parece dejar hilos sin resolver, cuenta todo lo que quiere contar en realidad.
Juan sufre una extraña aflicción
¿Qué cuenta Los Marziano? Los pormenores de una familia que podría ser cualquiera: Arturo Puig interpreta a Luis, un hombre serio, de buen pasar económico, que vive en un espectacular barrio cerrado con su esposa Nena (una brillante Mercedes Morán) y que luego de sufrir un accidente al caer en un pozo hecho adrede en el campo de golf del country, dedicará todo su tiempo a descubrir a los culpables. En el otro extremo está Juan (Guillermo Francella), el hermano medio chanta, que vive pidiendo plata prestada y boya de proyecto en proyecto, de lugar en lugar, y que justo cuando todo parecía indicar que finalmente conseguiría un trabajo, sufre una extraña enfermedad que, misteriosamente, le impide leer. En medio de ellos está Delfina (Rita Cortese), una mujer separada a la que no le sobra nada, que trata de mediar en la tirante relación entre sus dos hermanos y entre Juan (que vive en Misiones) y su hija adolescente a quien no ve demasiado a menudo.
El guión de Los Marziano avanza sobre esos frentes para contarnos de a poco lo importante de la historia, que es esa descripción minuciosa de los vaivenes familiares, las trayectorias de vida de sus integrantes, las decisiones de unos, las críticas de otros, los enojos, las separaciones, las recriminaciones y las mediaciones que existen en todas las familias y que se hacen más presentes cuando los hermanos ya no son solo hermanos sino también padres, tíos, tutores o encargados.
A Luis lo obsesionan los pozos en su country
Si hay algo que se destaca particularmente por sobre el guión es el conjunto de actores que la protagonizan, una verdadera orquesta con lucimiento tanto grupal como individual. El Luis amargado y recio de Arturo Puig es sencillamente demoledor, un personaje tan simpáticamente construido (podemos verlo obsesionado con los pozos del country, sofocado por una esposa que no le hace caso y a la que no quiere hacer caso, mezquino con el jugo de naranja y hasta desubicado al divertirse con su sobrina) como sobriamente ejecutado. Guillermo Francella vuelve a destacarse en el cine con un papel "semi-serio" (como en El secreto de sus ojos, no es payasesco aunque sobre él recaiga la mayoría de las secuencias cómicas) y le saca el jugo tanto al rol humorístico como al dramático. Mercedes Morán demuestra que el papel de señora bien le encaja mucho mejor que los miles de papeles de mujer de clase media que ha hecho: su esposa cheta, bonachona aunque mentirosa, es un verdadero deleite. Por último, Rita Cortese vuelve a dejar en claro que es una de las mejores actrices argentinas aun cuando los papeles no le exijan demasiado.
Nena, genial composición de Mercedes Morán
Es necesario remarcar la estilizada dirección de Ana Katz, que acierta en cada plano logrando belleza y hasta suspenso mediante la inteligencia en la elección de los planos.
Los Marziano podrá no ser una película popular, ni la típica de Francella, ni una comedia desopilante y tampoco un drama intenso, y dejará a muchos con sentimientos encontrados hacia el final, pero es una gran película que describe con sinceridad y de forma entretenida los entretelones de una familia común y corriente.