Tercer film de Katz que la define como una realizadora autora consolidada y a tener en cuenta a futuro. Que los nombres que incorpora en esta oportunidad no confundan. No se trata de una comedia costumbrista más del cine argentino contemporáneo. Más allá de su tono tragicómico y el ritmo que le impregna el Chango Spasiuk a la banda sonora, la realizadora construye un relato familiar dividido. La historia de dos hermanos: Luis y Juan, peleados hace bastantes años. Mientras que el primero tiene un vida hecha en un country del Gran Buenos Aires, junto a su esposa e hijos, Juan lleva una vida humilde en Misiones. La mayor preocupación de Luis es encontrar a los responsable que hacen pozos en el Country y provocan accidentes. De hecho, el mismo Luis se fracturó un brazo por culpa de uno de los pozos que aparecieron en el campo de golf. Mientras tanto Juan se quedo desempleado y de la noche a la mañana no entiende nada de lo que lee.
El vacío que cada uno tiene, en realidad, es la ausencia del “otro” en sus respectivas vidas. En el medio, están Delfina, la tercera hermana, y Nena, la esposa de Luis.
Cada uno de los hermanos son extraterrestres con el mundo que los rodea pero comparten mucho en común, más que nada esa capacidad de alienarse y al mismo tiempo no querer ayuda de los demás.
Katz va abriendo varias subtramas alrededor, tejiendo túneles para que ambos se encuentren. Pero ninguno de los dos pone voluntad para solucionar sus verdaderos problemas.
Justamente, lo atractivo y llamativo de Los Marziano es que la única trama que realmente cierra es la que tiene menos posibidades de solucionarse.
Los Marziano decepcionará a más de uno, porque deja demasiados pozos abiertos. Más de uno dirá que la directora no supo como terminar el film, pero yo creo que sí.
Katz encuentra un tono justo entre la comedia y el drama, el patetismo y la compasión por sus personajes. No se trata de crear una empatía con el espectador sino de demostrar, que incluso nos podemos identificar con las peores familias.
El humor es sutil, triste, melancólico. Entre la soberbia de Luis y la torpeza e inocencia de Juan, Katz pone las bases de Los Marziano. Francella y Puig juegan un verdadero duelo interpretativo que funciona mejor cuando finalmente están juntos y no puede denotar sus sentimientos. Lejos ha quedado el Francella de comedias picarescas o familiares. Lejos ha quedado el Puig, galancito de telenovelas. Ahora ambos asumen su edad, madurez interpretativa y la explotan al máximo.
Acompañan maravillosamente Rita Cortese, y en un rol bastante menor para su carrera, Mercedes Morán. Ana Katz retoma dos puntas que había comenzado en El Juego de la Silla y La Novia Errante. Por un lado el tema del pariente que viene de lejos para encontrarse con su familia, con la que se siente alienado en principio, pero finalmente reconoce el parentesco, y por otro lado, el del ser solitario, ermitaño que tiene que reconciliarse con su pasado, a través de un presente en otro lado.
Además, al igual que otras películas recientes como Una Semana Solos, Cara de Queso o la aburrida Las Viudas de los Jueves, se crítica la artificialidad, frialdad, aislamiento e inseguridad de los barrios cerrados.
Obra inteligente con interpretaciones profundas, que van a sorprender a más de uno, Los Marziano es algo más que una comedia con Francella, es un retrato de un micromundo demasiado creído de sí mismo, materialista, soberbio y banal que ha olvidado, que más allá de las diferencias sociales y económicas, básicamente (y como dirían los Benvenutto), ¡lo primero es la familia!