Tres policías frente a la oscuridad
Azotada por los robos, las violaciones y los asesinatos, una zona de Brooklyn está en la mira de las fuerzas policiales. Precisamente allí, tres detectives sin conexión entre ellos y con carreras muy diferentes, coincidirán durante una multitudinaria redada. Eddie es un hombre autodestructivo que está próximo a jubilarse; Sal ha caído en la corrupción, en tanto que Tango trabaja encubierto en un caso de drogas y deberá traicionar a un traficante que se ha convertido en su mayor amigo. Estas vidas no se cruzarán del todo por la trama, por momentos algo confusa, que recae reiterativa en radiografiar a ese trío policial visto desde lo más profundo de sus intimidades. Hay en ellos rencor, compasión y envidia. No son, precisamente, un ejemplo para las fuerzas de la ley, pero saben muy bien cómo moverse en esa zona de Brooklyn en la que la violencia y la tortura son moneda corriente en cada noche de la semana.
Tortuoso
El director Antoine Fuqua, el mismo de la recordada Día de entrenamiento , supo aquí lograr ese clima oscuro que pedía un guión que va desenhebrando los costados más tortuosos de esos tres policías que, en definitiva, creen en la justicia a pesar de que sus comportamientos se enlazarán muy duramente con una violencia que ellos saben planificar para proseguir con sus respectivos actos reñidos con la bondad y la humildad.
Retrato duro y realista, el film consigue atraer por la fuerza de sus protagonistas. Richard Gere apuesta a su torturado Eddie con convicción y logra crear un prototipo de alguien hundido en la miseria y en la ruindad, en tanto que Ethan Hawke, Don Cheadle y Wesley Snipes consiguen congeniar la amargura y la ambigüedad que requerían sus respectivos personajes.