Dos hermanos, Lucas y Gilda, de veinte años respectivamente, vuelven a la casa que fue de sus padres, ubicada en la costa argentina, fuera de temporada. En pleno invierno, se meten en la casa, luego de haber llegado en micro. Buscan cumplir el último deseo de su madre fallecida, pero cuando aparezca un paro de transporte, no tendrán manera de volver a sus casas. Varados en la costa, deberán buscar la manera de regresar, a la vez que se enfrentarán a los recuerdos, los conflictos pendientes y sus propias dudas.
Los jóvenes en ciudades balnearias fuera de temporada son casi un sub género dentro del cine argentino. Películas con jóvenes que han perdido el rumbo, parajes solitarios, momentos sin aparente conflicto, todo esto se ha multiplicado en muchos títulos a lo largo de las décadas. Tampoco esto fue inventado por el cine argentino, aunque claramente tuvo su primer auge en la década del sesenta. Si bien es un espacio interesante y ha dado grandes títulos, la mayor parte de las veces lo que produce es la sensación de falta de pulso dramático e interés por la narración cinematográfica con conflictos.
Depende mucho de los actores y la puesta en escena que los guiones no se vuelvan lánguidos y repetitivos. En el caso de Los miembros de la familia, las situaciones cotidianas y diálogos triviales no se despegan de la inmensa mayoría de esta clase de títulos. Aun así, algunas escenas muestran inspiración y originalidad, mostrando las posibilidades de una película que no termina de funcionar.