Un poco de “Los Miserables”, la novela clásica, mucho de “primer día de cana novato en barrio peligroso”, algo de modernidad de cámara, ritmo a veces frenético, diálogos subrayados, y la idea de hacer un policial tenso con conciencia social. A veces, en los momentos más realistas, funciona mejor. Pero es una estetización más de la pobreza a la manera de Ciudad de Dios, con todos los tics del intelectual que conoce los barrios bajos por relatos de viajeros.