Una historia de amor y perdón
El filme respeta el espíritu folletinesco y melodramático de este exponente del romanticismo decadente y sólo apoyado en la música y el canto en vivo de sus actores. Estampa intimista de una realidad social, toma temas como el amor, la injusticia, la muerte y la reflexión moral, respetando en líneas generales, la dramática de la novela original.
La obra en que se basa el director Tom Hooper ("El discurso del rey") para realizar su filme, es la novela del escritor francés Victor Hugo (1802-1885) y el musical de Alan Boublil, Claude-Michel Schönberg y Herbert Kretzner, que se dio a conocer en Londres en 1985.
Su acción se inicia en 1815 y se extiende hasta la Revolución de junio de 1832. Muestra una Francia en pleno auge de la revolución industrial con sus característicos personajes de los barrios bajos, entre ellos un convicto, Jean Valjean (Hugh Jackman) y su enemigo, el inspector de policía Javert (Russell Crowe). Instantes antes, un plano general impresionante, nos permite conocer ladrones y criminales que como galeotes son explotados en los barcos con tareas infrahumanas. Allí está Jean Valjean (Hugh Jackman), que cometió un asesinato para ayudar a su familia y quien será dejado en libertad condicional, luego de años de prisión. Así conocerá a Fantine (Anne Hathaway), una pobre obrera abusada por sus patrones y explotada en oficios que ella tolera para mantener a su pequeña hija Cosette (Isabelle Allen).
VALJEAN Y JAVERT
La vida de Jean Valjean, marcado por la pobreza y la injusticia y sus encontronazos con la figura karmática de Javert, conforman la anécdota central de la historia.
El filme respeta el espíritu folletinesco y melodramático de este exponente del romanticismo decadente y sólo apoyado en la música y el canto en vivo de sus actores, da un testimonio histórico emocional de ciertas consecuencias de la revolución industrial, que simbiotizó progreso y pobreza provocando desequilibrios que necesitaron años para poder incluir a la masa pobre, explotada por una clase poderosa e indiferente, en el universo de los derechos humanos.
Estampa intimista de una realidad social, la película toma temas como el amor, la injusticia, la muerte y la reflexión moral, respetando en líneas generales, la dramática de la novela original.
Escenas con multitudes que contrastan con otras más intimistas, abundancia de primeros planos y un heterogéneo manejo de la parte actoral son algunas de las características de esta nueva versión de "Los miserables", donde todo se canta con resultados variados.
DISEÑO CUIDADO
Es cuidadoso el diseño de producción e inolvidable la actuación de Anne Hathaway en la canción "Yo soy un sueño". A ella se suman las interesantes actuaciones de Hugh Jackman como Jean Valjean y Samantha Seyfried, en el papel de Cosette joven. Un tanto estático resulta Russell Crowe (Javert), impecables Helena Bonham-Carter (Madame Thénardier) y Sacha Baron Cohen (Thénardier) como los posaderos truhanes. Junto a ellos también se destaca Isabelle Allen, en su papel de Cosette niña.
En un balance general, "Los miserables" gana con tintes que evocan plásticamente a Gustave Doré y a Théodore Géricault, los que acompañan una historia tan vieja como el mundo con su carga de amor, perdón y sentimiento cristiano. Aunque también es cierto que pierde puntos con su exceso de metraje y en algunas interpretaciones que dejan al descubierto la desafinación de algunas voces en actores secundarios.