I have a dream
En Los Miserables (Les Miserables, 2012) de Tom Hooper, director de El Discurso del Rey (The King's Speech, 2010), se destacan no sólo las actuaciones del dúo protagónico sino también la espectacularidad con la que fue rodada. Basada en el popular musical de Broadway que, a su vez, fue inspirado en la novela de Victor Hugo, Los Miserables brilla por su puesta en escena.
Lo que llama la atención de la versión de Los Miserables de 1998 es su solemnidad. La cinta, dirigida por Bille August y protagonizada por Liam Neeson, Geoffey Rush y Uma Thurman, es un gran film con actuaciones que rozan la perfección. Esta nueva adaptación optó por basarse en el musical y su director no ahorró recursos para mostrar a una Francia todavía fracturada por las desigualdades sociales. Pero antes de seguir con el análisis conviene explicar cuál es la trama del film en cuestión.
Con el trasfondo del siglo XIX, Los Miserables es una historia de amor, de obsesión y honor dentro de la dramática transformación que sufrió la Francia post revolución. La historia se centra en Jean Valjean (Hugh Jackman), que luego de haber sido condenado por robar una hogaza de pan y de violar su libertad condicional, será perseguido durante años por el incansable inspector de policía Javert (Russell Crowe). Cuando Valjean acceda a cuidar a Cosette, la pequeña hija de Fantine (Anne Hattaway), sus vidas darán un giro inesperado.
Resulta curioso que Hooper haya optado por darle a este film una visión tan épica luego del antecedente de El Discurso del Rey. Aquel film transcurría en espacios cerrados y por momentos parecía una obra de teatro filmada. Tal vez haya sucumbido a la seducción de las grandes producciones de Hollywood y por eso decidió darle un matiz espectacular a cada una de las escenas que transcurren ante nuestros ojos. Se filmaron grandes tomas aéreas, escenarios gigantes y cañonazos que destrozan las barricadas de los rebeldes de una forma monumental.
Por el lado de las actuaciones, brilla Anne Hattaway. Dotada de una belleza indiscutible, la joven actriz demuestra que también tiene una voz perfecta para interpretar a esta mujer que cae en desgracia. A la espectacularidad de los primeros minutos del metraje se contrapone la escena en la que, tendida sobre una improvisada cama, entona los versos de “I Dream a Dream”. La interpretación es sublime y seguramente le terminará valiendo su primer Oscar.
Asimismo, Hugh Jackman hace un gran trabajo como Jean Valjean. Su composición del ladrón arrepentido y benefactor de Cosette está a la altura del trabajo que realizó Liam Neeson hace quince años. Él ya había demostrado que sabía cantar en la entrega de los premios Oscar que condujo en 2009 y ésta no es la excepción. Su tono solemne y angustiado sobresale en cada uno de los versos que entona.
El gran problema de la película es la interpretación vocal de Russell Crowe. Si bien no desafina ni desentona, el principal inconveniente es que posee una voz deslucida y no se condice con las interpretaciones de Jackman y Hattaway. Si no se hubiera tratado de un musical hubiera estado a la altura de las circunstancias.
En conclusión, esta versión de Los Miserables es una buena propuesta que se perfila como una de las favoritas en la próxima entrega de los premios Oscar. Sus 158 minutos se hacen un poco extensos pero su despliegue visual y la calidad de las interpretaciones del dúo protagónico hacen que valga la pena sumergirse en una de las historias más reconocidas de la literatura universal.