Los Muppets: fan fiction oficial
En los últimos años, internet se llenó de obras que pertenecen a la llamada fan fiction: historias originales creadas por fans a partir de personajes o argumentos de productos masivos como, por ejemplo, Harry Potter o Crepúsculo. Los escritores de fan fiction parten de universos existentes para construir historias nuevas. Se trata de una reacción espontánea y genuina del público frente a los productos que ofrece la industria cultural. Los Muppets, la nueva película de los títeres de fieltro creados por Jim Henson, que en Argentina se estrena el próximo 12 de enero, tiene la extraña cualidad de ser y no ser fan fiction.
Es que el actor Jason Segel, artífice del proyecto, coguionista, productor ejecutivo y estrella humana del film, es desde hace años fanático de los Muppets. Segel nació en 1980, así que no tuvo oportunidad de ver El Show de los Muppets en sus emisiones originales entre 1976 y 1981, pero vio todos los episodios televisivos y las películas en un VHS que había grabado su mamá. Como buen fan, durante años se la pasó coleccionando posters, juguetes y todo lo que tuviera que ver con los Muppets. Por eso cuando Disney lo convocó a una reunión para hablar de su carrera, Segel, que desde su participación en la serie de culto Geeks and Freaks, de Judd Apatow, viene llamando cada vez más atención como integrante del universo de la nueva comedia americana, no dudó. Sabía que Disney tenía los derechos de los Muppets desde 2004, y propuso hacer una nueva película para acercar los títeres de Henson a las nuevas generaciones.
Por eso la nueva versión de los Muppets es algo así como una fan ficion “oficial”, si es que tal cosa existe. Una película con bastante presupuesto (costó algo menos de 50 millones de dólares), hecha desde el más absoluto mainstream pero con el espíritu del fan. La historia es simple y efectiva. Walter, fan número uno de los Muppets y un Muppet él mismo (la marca personal que Segel deja impresa al adentrarse en el universo muppetiano), viaja con su hermano Gary (Segel) y la novia de éste, Mary, (Amy Adams) de vacaciones a Los Angeles. De visita en el museo de Los Muppets, descubren que el malvado empresario Tex Richman (Chris Cooper) quiere demoler el teatro de los Muppets porque descubrió que debajo hay petróleo. Walter, Mary y Gary salen en busca de Kermit, la rana más famosa de la televisión, rebautizada por el doblaje al castellano como René, y lo encuentran refugiado en una vieja y solitaria mansión, como la olvidada estrella del cine mudo de Sunset Boulevard. Después de explicarle lo que pasa, convencen a Kermit de la necesidad de reunir a la banda para montar un nuevo show y recaudar de ese modo los diez millones de dólares que necesitan para recuperar la propiedad del teatro y evitar su destrucción.
Los integrantes de esa troupe encantadora han tomado cada uno un rumbo distinto y andan desparramados por el mundo: Fozzie trabaja en un casino de Reno con una banda de imitadores llamada los Moopets; Miss Piggy es la editora de la Vogue parisina; Animal está en una clínica para aprender a controlar su ira y Gonzo es un magnate de la industria de la plomería. Pero ante el llamado de Kermit, todos se entusiasman con la idea de volver casi tanto como Segel, que en su rol de coguionista le hace decir a uno de los personajes de la película que los Muppets son responsables del tercer mejor regalo del mundo después de los hijos y el helado: la risa.
Los títeres más famosos de la televisión le deben la vida al genio creador de un hombre llamado Jim Henson, que nació en 1936 en Greenville, Mississippi, y murió tempranamente en 1991. Henson empezó a trabajar con títeres a los diecisiete años y en 1955 fue convocado para el show diario Sam and friends, en el que aparecería por primera vez la que luego sería la figura principal de los Muppets: la rana verde con ojos de pelota de ping pong partida en dos.
Después de varios trabajos y de sumar a algunos de los que serían sus principales colaboradores de allí en adelante, llegó Plaza Sésamo. La productora Joan Ganz Cooney convocó a Henson para que integrara algunos de sus títeres a un nuevo programa infantil. También allí estaba Kermit. Y aunque el programa fue un éxito, con el tiempo Henson se sintió medio frustrado, porque siempre había querido que sus títeres fueran un entretenimiento para todas las edades y no únicamente infantil.
La esperada oportunidad llegó de la mano de un tal Lord Grade, que le propuso a Henson producir un programa de media hora en Inglaterra. Para que no quedaran dudas sobre sus intenciones, Henson tituló al piloto del programa, grabado en 1975, The Muppet Show: Sex and Violence. Así nació uno de los programas más exitosos de la historia de la televisión, que supo liderar el rating en más de cien países.
El show de los Muppets combinaba canciones, sketches e invitados célebres. Los aniftriones eran una banda encantadora y anárquica integrada por la rana René/Kermit, la chancha Miss Piggy, el oso Fozzie, Gonzo, el baterista desquiciado Animal y el Cocinero Sueco, entre otros; personajes que han quedado grabados en la memoria de toda una generación que hoy tiene entre 30 y 40 años. Durante los cinco años que duró el programa, los Muppets recibieron en su show a estrellas de la talla de Diana Ross, Vincent Price, Joan Baez, Julie Andrews, Paul Simon, Bob Hope, Steve Martin o Harry Belafonte, que se entregaban al encanto del universo Muppet. Después del programa vinieron las películas, seis en total sin contar la que se estrena ahora. La última aparición de los Muppets en la pantalla grande fue en 1999 en Los Muppets en el espacio, pero ya no tenían la gracia ni el aura de celebridad de los años 70 y 80.
Producto del amor genuino del fan, la nueva película honra la tradición muppetiana del invitado célebre (Jack Black en este caso), incluye otros cameos de estrellas, números musicales y mucho humor autorreflexivo (“Esta va a ser una película muy corta”, dice Mary cuando al principio Kermit rechaza la propuesta de intentar reunir al grupo). En términos artísticos, la apuesta de Segel de volver a dar vida a las criaturas de Henson salió más que bien. Pero el cine, se sabe, es a la vez arte y negocio. Sólo la taquilla dirá si, en tiempos de Pixar y 3D, todavía hay lugar en el mercado para estos muñecos de fieltro manejados por titiriteros.
(Publicado en El Guardián el 22 de diciembre de 2011)