Los Muppets son un ícono absoluto relacionado con el arte de las marionetas que desde 1974 vienen entreteniendo y educando a distintas generaciones de espectadores.
Si uno se deja llevar por este estreno y el enfoque que tuvo la campaña de publicidad parecería que Disney resucitó esta genialidad del Maestro Jim Henson de la nada, algo que no es tan así.
Los Muppets nunca se fueron, siempre estuvieron ahí a través de especiales y filmes para la televisión. Sin ir más lejos en el 2005 los pudimos ver en El Mago de Oz de los Muppets, donde brindaron una fabulosa adaptación del clásico de Frank L Baum.
Esta nueva película que llega a los cines no es un film de Los Muppets, sino un tributo nostálgico del actor Jason Segel, realizado con buenas intenciones.
Es importante dejar bien en claro este punto porque las diferencias que hay con las viejas películas para cine de estos personajes son abismales y no se pueden pasar por alto.
Comparado con otros filmes que dirigieron Jim Henson (The Great Muppet Caper), Frank Oz (The Muppets takes Manhattan) y Brian Henson (The Muppets Christmas Carol) este estreno se queda a mitad de camino.
Por supuesto esto no la convierte en una mala película, pero no se puede dejar de mencionar que es diferente.
Frank Oz y otros veteranos animadores que trabajaron con las marionetas rechazaron formar parte de este film de Disney justamente por este tema y es comprensible.
El elemento en común que tuvieron todas las películas de Los Muppets (especialmente las que llegaron al cine) es que los muñecos siempre fueron los grandes protagonistas y los actores humanos acompañaban a los personajes en roles secundarios.
En la nueva versión de Disney ocurre exactamente lo contrario y los actores humanos terminaron teniendo más presencia en la pantalla como nunca había ocurrido con un film de los Muppets.
La nueva producción cumple con el entretenimiento pero pierde la frescura que tenía la creación de Henson debido a esos musicales insufribles que protagonizan Jason Segel y Amy Adams, que están fuera de lugar y alargan la película sin sentido.
En realidad este film es más un tributo nerd realizado por un fanático que una verdadera producción de Los Muppets. Basta con repasar el archivo de estos personajes en la pantalla grande para comprobarlo claramente.
La buena noticia es que pese a estos cambios el espíritu de los personajes se mantuvo intacto y por lo menos no los distorsionaron.
La historia tiene muy buenos momentos donde a través de la sátira se habla sobre la enorme cantidad de porquerías que hoy se producen en la televisión. Un medio donde joyas como Los Muppets actualmente son difíciles de encontrar.
La nueva película si bien no tiene el peso suficiente para relanzar con toda su gloria a estos grandes de las marionetas, ofrece un ameno reencuentro con estos personajes que brindaron muchas alegrías.