Ser o no ser (Feliz)
Volvieron Los Muppets. Podría decir eso pero la realidad es que nunca se fueron. Al menos no lo hicieron para mí. Porque la rana René (o Kermit), la cerdita Piggy, el oso Fozzy o el dios-sabe-que llamado Gonzo nunca se fueron. Forman parte de mi imaginario, al igual que Laberinto (con el genial David Bowie, también creación del gran Jim Henson) o Los Goonies (Donner + Spielberg).
Así de sencillo: Los Muppets. Si los descubrí en la televisión o en el cine ya es un recuerdo oculto en mi memoria, una que no me interesa desentrañar ahora, pero lo que si me interesa es lo que Los Muppets representan en esa memoria. Eso se puede expresar en una palabra, felicidad.
Este regreso a nivel cinematográfico cuenta la historia de dos hermanos de un pequeño pueblo (literalmente hablando), uno es Jason Segel (espíritu detrás de este reaparición, actor, guionista y amante muppetiano), el otro, Walter, que es un tanto diferente. Este último descubre un día viendo la televisión lo que es (o lo que desea ser), un Muppet. De ahí en más, su sueño será conocerlos. Un viaje por parte de su hermano y su novia (la gran Amy Adams) a Los Angeles le da esta oportunidad. Cuando llegue descubrirá que el tiempo pasado fue mejor. Dispersados, Los Muppets son un recuerdo, y que además, un petrolero (Chris Cooper) quiere robarles su hogar en los estudios.
A quien irán a buscar para evitarlo es al centro de todo ellos, a esa verde rana llamada René. Triste y dubitativo, es este el momento donde la melancolía nos arrastra, porque hasta René duda si acaso en este tiempo son posibles Los Muppets. El recuerdo de los amigos ayuda (con una gran canción) para comenzar ese viaje de reencuentro. Este recorrido es uno de los mejores momentos de la película, un road trip maravilloso (Incluido un genial cameo de Dave Grohl, cantante de Foo Fighters) donde los saltos temporales, viajes por mapa (¡bravo!) y otras yerbas nos van a mostrar algo que uno ya sabía, Los Muppets nunca dejaron de estar vigentes.
Luego de la reunión deciden intentar salvar su hogar de la única manera posible: montando un show. La forma de salvarlos/nos es cantando, haciendo reír. Así este show que tendrá como invitado a un Jack Black contenido (¡de la única manera posible!), un impensado cover de Nirvana, y mucha fiesta, será la conclusión de esta aventura.
Ser o no ser feliz. ¿Soy un humano o soy un Muppet?. Este tema (también musical) es el corazón de la película. Porque lo que se define en este film a través de esos hermanos es que Los Muppets (hasta los más descarriados) defienden la felicidad, los humanos, tienen sus momentos. Para eso están ellos, para completar esos otros momentos. ¿Este mundo es mejor con Los Muppets? Indudablemente SI lo es.
La mejor forma de entenderlo es escuchando Life is a Happy Song, porque la felicidad es una Muppet Song.
Gracias por estos Muppets inmortales Sr. Jim Henson.
Mahna Mahna.