En La década del ‘20, América Scarfo, con sólo 16 años, mantuvo un romance furtivo, pasional, epistolar…bien cinematográfico. El correspondido era Severino Di Giovanni, el hombre y nombre detrás del anarquismo en la Argentina.
Lo notable de un documental como “Los ojos de América” es como sus realizadores Aiana Rosenfeld y Aníbal Garisto se las han arreglado para contar la historia con poco pero fundamental material probatorio, sacando así a relucir una notable pericia y talento para descubrir, investigar, y luego sacarle el jugo a una historia que no por estar enmarcada en el documental, deja de atrapar y emocionar.
Como si los elementos disponibles fuesen un conjunto de viñetas, el relato va girando entre una narración del contexto histórico, una voz en off que lee las cartas, fotos, recortes periodísticos y demás, compaginados en forma cíclica.
Hay además, una notable preocupación por presentar y desarrollar los personajes como si fuese una ficción. La música y una buena post producción de color y sonido hacen de “Los ojos de América” una buena combinación entre romance y tensión para una historia que merecería, además de éste buen documental, una ficción con todos los condimentos.