La película que en 2022 puede depararle un Oscar como Mejor Actriz a Jessica Chastain está basada en el documental del año 2000 de Fenton Bailey y Randy Barbato y cuenta la singular y apasionante vida de Tammy Faye. Su infancia, (de niña Chandler Head, luego Jessica Chastain) estuvo plagada de contradicciones. Su madre Rachel (Cherry Jones) después de tenerla, se volvió a casar con Fred (Fredric Lehne) y por ello se consideraba que vivían en pecado. Esto no le permitía ir a la Iglesia, pero su deseo era tan fuerte que cuando logró dejar de ser una espectadora, los presentes sintieron que había ocurrido un milagro, y nunca dejó de ir. En la Universidad Cristiana se casa con Jim Bakker (Andrew Garfield) y juntos emprenden el camino de la Fe. A Tammy se le ocurre crear un títere para atrapar la atención de los niños, y de manera casual llegan a la televisión adonde él predicaba y ella cantaba. Aunque hayan tenido buenas intenciones, fueron cegados por la ambición, y una vez en la cima, caen estrepitosamente con el riesgo de ir a la cárcel a raíz de su escándalo financiero. El director Michael Showalter hace énfasis en la cambiante relación entre Jim y Tammy, además de su lujosa vida mientras dirigían la exitosa Red de transmisión religiosa, con 20 millones de espectadores por día, más Hoteles, Restaurantes y el Parque temático más grande del mundo. La película consigue atrapar desde el minuto uno, y cuando finaliza, quedan ganas de saber más. Así de atrapante resulta la historia cuando se involucran fieles, dinero y promesas de sanación. Apoyada en un excesivo maquillaje que era su marca registrada, la actuación de Chastain es deslumbrante, realmente logra ponerse en la piel de Tammy Faye. El resto del elenco cumple a la perfección.