Los ojos de Tammy Faye es una película cuyo mayor interés está en la interpretación de su protagonista, Jessica Chastain, y su caracterización de la telepredicadora y cantante Tammy Faye. A pesar de un fuerte maquillaje, su rostro y su presencia son lo más fuerte que tiene esta biografía que cumple con todas las reglas del género sin defraudar. Jessica Chastain tal vez haya salido a buscar un premio con este trabajo, pero eso no le quita mérito, ya que todo el tiempo diferentes biografías cinematográficas van en esa dirección. Chastain se parece poco a la verdadera Tammy Faye, pero construye un personaje tridimensional, no exento de cierta ternura. La actriz ya fue nominada al Oscar como actriz secundaria por Historias cruzadas (The Help) y a mejor protagónica por su excelente trabajo en La noche más oscura (Zero Dark Thirty) pero tiene otros roles memorables como los de Mamá, Interestelar, The Zookeeper’s Wife y Molly´s Game.
El ascenso, esplendor y caída del matrimonio de telepredicadores formado por Tammy Faye y Jim Bakker (Andrew Garfield) es mostrado desde el comienzo, pero también en ese inicio hay un plano cerrado sobre los ojos de la protagonista. Está claro que esta es su historia y que los caminos que ella elige no son idénticos a los de su marido, aun cuando el mundo los tome como una unidad. La película reivindica su figura por encima de la de él, aun cuando no niegue su parte en la locura en la que ambos se sumergieron para convertirse en poderosos y millonarios telepredicadores. Tampoco se hace caso omiso de su vínculo con la política y su relación con otros religiosos con los cuales comparten el poder de masas.
El personaje en sí mismo es interesante, en parte porque su costado artístico le genera la misma pasión que la religión, pero en parte porque finalmente, en muchos aspectos, terminó siendo más cristiana que todos aquellos del entorno de telepredicadores. Si Chastain logra conmover con su interpretación hay que decir también que, vaya uno a saber por qué, Andrew Garfield está muy mal en su rol, que definitivamente no le queda. Se agradece que aparezca en un rol secundario Vincent D´Onofrio, para que al menos no suene a que no quisieron elegir buenos actores. Los ojos de Tammy Faye posiblemente sea más efectiva para quienes no conocen la historia, porque parte de su encanto está en los giros que tiene la trama. El final, por otro lado, tiene la ambigüedad exacta para ser crítica y homenaje a la vez, para ser angustiante y también piadoso, algo así como la rara mezcla del personaje sobre el cual está hecha la película.