Lo que el agua no se llevó.
La película anterior de Luciano y Nicolás Onetti era un ejercicio brillante de imitación del género giallo y sus mejores exponentes. Pero Francesca era más que eso, porque el ejercicio formal no se conformaba con la copia y logra tener vida propia. La película delataba un presupuesto limitado y un corazón tan cinéfilo como de clase B. Ahora en esta nueva película la apuesta sigue siendo buscar un referente inicial para luego armar un relato propio. Los olvidados parte, sin duda alguna, de El loco de la motosierra (La masacre de Texas/The Texas Chainsaw Massacre, 1974) de Tobe Hopper. Un grupo de documentalistas viaja en una combi (¿En qué otro medio de transporte viajarían para empezar esta película?) hacia Villa Epecuén, pueblo abandonado luego de que una inundación arrasara con todo. Qué el pueblo realmente exista y que las historias que allí ocurrieron sean tan terribles como las de un prólogo de film de terror, no hacen más que confirmar el gran acierto de haber elegido ese punto de partida. Recordemos el juego con los hechos reales que también tenía El loco de la motosierra.
Lo que sigue cumple con las reglas, respetadas con precisión cinéfila, del cine de terror, en particular del subgénero slasher, es decir de asesinos seriales que atacan a jóvenes con cuchillos, motosierras, hachas y demás armas. Este género siempre ha sido polémico por llevar al límite la forma explícita en la que se muestran los crímenes. Esta idea gore del cine de terror puede producir rechazo, pero en su exceso está su verdadera esencia. Los olvidados es de las películas más gore de la historia del cine argentino, no solo por la cantidad de escenas violentas, sino por la efectividad de trucos visuales. Tan oscura e inquietante como La masacre de Texas la película juega entre el homenaje, la copia fiel y la identidad propia. Las tres cosas funcionan perfectamente, un poco como ocurría con Brian De Palma y sus relecturas de las películas de Alfred Hitchcock.
El cine de terror en Argentina es el género que más ha crecido en el siglo XXI, pero siempre se ha mantenido en los márgenes de la distribución y, con pequeñas excepciones, siempre con la sensación de que le faltaba algo para conseguir que las películas sean perdurables. Los olvidados es de las pocas películas de género que alcanza la calidad técnica y artística como para convertirse en un clásico del género en nuestro país. Dos películas hacen de los hermanos Onetti un dúo de cineastas a seguir. Es de esperar que la línea que han asumido y que claramente va en ascenso, no traiga nuevas grandes películas en el futuro. Por ahora Los olvidados es un gran film de terror para disfrutar en el cine.