Después de éxito globalizado de “Perfectos Desconocidos” (aquí transformada en obra de teatro, dirigida por Guillermo Francella es uno de los éxitos de la temporada) a Paolo Genovese le pedían una segunda parte con todo tipo de presiones. Entre las muchas opciones apareció esta idea basada en la serie “Booth at the end” que el director guionó con Isabella Aguilar. Una historia que supone aceptar a un ser misterioso que en un restoran, en la misma mesa que ocupa día y noche, recibe a sus clientes ansiosos. Ellos necesitan un milagro y van por él aunque el precio sea terrible. Ese hombre les promete hacer realidad sus deseos a cambio de tareas terribles. ¿Qué seriamos capaces de hacer para salvar la salud de un hijo? ¿O sacar del Alzheimer a un esposo? , ¿Mejorar relaciones familiares, aspectos físicos, recuperar la fe y otras necesidades? Entre los pagos se reparten asesinatos, atentados, secuestros, golpizas brutales. Las preguntas se multiplican con la flexibilización de las convicciones religiosas, morales o de conciencia. Un ejercicio que tiene poca movilidad para los actores, siempre sentados en esa mesa, con ese señor supuestamente poderoso, un dios, un diablo o lo que la imaginación le otorgue. Todo deviene en un ejercicio forzado, con entrecruzamiento de historias, poco original y ciertamente rutinario y no muy entretenido. Con buenas actuaciones de los mas conocidos actores del cine italiano actual, con buenas intenciones, pero…