SI LOS BARES HABLARAN
Paolo Genovese vuelve a incursionar en las actitudes humanas que muchas veces preferimos ocultar. Ya en Perfectos desconocidos nos mostró que puede haber mucha acción en una habitación y en Los oportunistas se retoma el desafío de movilizar al espectador desde el discurso y las expresiones.
Toda la película se desarrolla en un bar, “The Place”. Podemos verlo desde afuera o adentro, las mesas desde arriba o de frente, pero no salimos de ese lugar. Interesante desafío dispuso este director. Y aunque por momentos los diálogos parecen predecibles, la verdad es que la propuesta resulta desafiante.
Un hombre solitario (Valerio Mastandrea) es el encargado de cumplir los deseos de las personas a cambio de algo. Por motivos que desconocemos, parece trabajar sin descanso. Este personaje sigue las órdenes de un libro que él mismo escribe, pero que no puede desafiar y, de esta manera, es como les ordena a los demás lo que deben hacer. La figura de este hombre es la gran metáfora que trabajará en cada uno de los personajes. Se abren así debates filosóficos sobre las decisiones que se toman. Se pone en duda una única posibilidad de actuar ante las circunstancias y se manifiesta que siempre la última decisión es tomada por el individuo. Vemos también lo que cada uno está dispuesto a hacer para conseguir sus objetivos.
La acción está dada principalmente por la imaginación. Hay un gran trabajo en las expresiones de los actores que nos permite completar toda una parte de una historia a la que sólo tenemos acceso por la narración. Un recurso interesante que se utiliza para lograr fluidez en los diálogos son los cambios de apariencia de los actores y las actrices. De esta forma, los retos que atraviesa cada uno de ellos no son sólo contados y vividos, sino que los interpelan y modifican.
El hecho de recurrir nuevamente a varios actores y actrices que ya han trabajado con el director no parece un hecho menor a la hora de ver los resultados. Ya que el foco está puesto en los personajes y en los diálogos, su importancia es mayor que en otras producciones. Es sólo a partir de ellos que es posible que un bar se convierta en la proyección mental de cada una de esas historias.
Los oportunistas se desarrolla de forma dinámica y nos logra mostrar que puede haber mucho movimiento en un solo lugar. Esto también da cuenta del poder de la palabra como motor de la imaginación. Aunque uno de los puntos débiles es que muchas veces los diálogos terminan tornándose aleccionadores. Aun así, cada uno de los personajes toma un rumbo distinto y muchos ellos inclusive sorprenden porque pareciera que van a cambiar su vida y, sin embargo, la empeoran.