Los oportunistas, las decisiones y la ética
Seria, dramática y con toques de humor, la propuesta que el italiano Paolo Genovese juega en Los Oportunistas reflexiona sobre los límites de las acciones humanas con evidentes moralejas. El guión basado en una serie de TV (The booth at the end, o La casilla del final) engarza una serie de momentos cruciales en las vidas de un puñado de personas dispuesta a cumplir algún deseo a cambio de las peculiares misiones que les encomienda un misterioso personaje en la mesa de un bar.
A diferencia del gran paso de comedia que el realizador logra en Perfectos desconocidos, aquí sus personajes pasan de lo cotidiano a la tragedia con solo decir “acepto” y dejan en jaque al espectador, que quiere ver más, saber más, y espera reír como en la anterior película del realizador. Pero no. Aquí hay un juego de guion y de complejidades éticas. En este sentido, la propuesta es atractiva. Genovese establece un código lúdico de vidas cruzadas donde las decisiones de cada personaje pueden resquebrajar la apariencia de lo posible, éticamente hablando. Y lo hace con pocos recursos: un bar y personajes en diálogo. No hay más acciones. El protagonista es la palabra. Y la destreza en la puesta de cámara, rítmica y ágil en su espacio acotado.
Las historias que se tejen son sencillas. Pero como en un juego de mesa, cada tiro es un paso hacia el desenlace final, mientras se estira la cuerda y la trama a cada paso, se presenta a punto de estallar. Genovese, eximio director –esta es la segunda de sus doce películas estrenada en Argentina –, se ampara en la expertise de su pasado publicitario para confeccionar esta pieza con prolijidad y solvencia. Lo acompaña un elenco sobrio y ajustado a sus peticiones. Cada palabra y cada gesto imponen su presencia a través de un montaje articulado con la precisión de un mecanismo de relojería. Esa curiosa magia del crucigrama donde una letra toca a la otra para conformar una nueva palabra sostiene la trama.
La intriga está puesta en las consecuencias de los actos que las personas realizan, en esta suerte de pacto con el diablo o con Dios. Ante cada acción, una evidente moraleja. Es ese encuadre edulcorado lo que no le permite al film ahondar en los pliegues de la condición humana. Sin embrago, aunque navega en la superficialidad, Los oportunistas no deja de ser una buena oportunidad para ver cine de calidad, bien hecho, aunque sin dudas menor en su resultado final que lo que el público pueda tener como expectativa.
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Ficha: Los oportunistas (Italia, 2017) / Dirección: Paolo Genovese / Guión: Paolo Genovese / Edición: Consuelo Catucci / Elenco: Valerio Mastandrea, Alba Rohrwacher, Marco Giallini / Duración: 105 minutos / Calificación: apta mayores de 18 años
Perfectos desconocidos, el gran antecedente
Los Oportunistas se estrenó en Buenos Aires como parte de la Semana del Cine Italiano organizada por el Istituto Luce Cinecittà con el apoyo de la Embajada de Italia, los primeros días de junio. Es la segunda película de Paolo Genovese estrenada en la Argentina. La primera fue Perfectos desconocidos, donde cuatro amigos y sus parejas juegan por una noche a compartir los mensajes que llegan a sus celulares. El argumento intenta mostrar que todos tenemos vidas ocultas. Y con esa idea madre, Genovese devolvió el cine italiano a la taquilla internacional para comedia.
Sin embargo, fue la versión española a manos de Alex de la Iglesia la propuesta que ofreció una mejor perfomance narrativa. La versión española tuvo la osadía de introducir cambios al desenlace final.
Alex de la Iglesia con su sello de autor elevo el nivel de complejidad y calidad narrativa del original. El título se convirtió en el más taquillero de su carrera como director, con más de 3 millones de espectadores en salas. Y desde mayo, también está disponible en Netflix.
En tanto en la calle Corrientes se presenta la versión teatral de Perfectos desconocidos, dirigida por Guillermo Franchella, con Alejandro Awada, Carlos Portalupi, Agustina Cherry, Peto Menahem, Mercedes Funes, Gonzalo Heredia y Magela Zanotta.