El título original de este film es “the place”, un pequeño restaurante donde L'uomo (Valerio Mastandrea) todos los días sentado en la misma silla y con un libro que podría ser mágico recibe a sus clientes. Es un hombre firme y misterioso, escucha a quienes se acercan al lugar, observa ciertas conductas y concreta los pedidos que le hacen las personas pero él pide algo a cambio.
Su narración funciona porque tiene al espectador atento y pegado a su butaca sin perderse detalle, muchos diálogos, donde solo algunos son buenos, genera intriga porque uno quiere saber quién es realmente este hombre y los personajes que hablan con este hombre y las vidas de estos se entrecruzan. Los hombres pueden ser diablos o demonios.
Uno de los atractivos es que tiene varios personajes que se encuentran con este personaje: una monja que perdió la fe, un mecánico que sueña con pasar una noche especial, una esposa que tiene problemas con su marido, un matón, una madre y un ciego entre otros.
La actuación de Mastandrea es muy buena y los personajes secundarios acompañan correctamente. Cuenta con una buena fotografía, logra buenos planos, una interesante paleta de colores, va logrando buenos climas, con una música adecuada, con la banda sonora compuesta e interpretada por Marianne Mirage y una buena ambientación. Pero por momentos se torna un poco pesada, le falta profundidad a algunos personajes, al ser tantos uno no llega a conectarse, resulta un poco extenuante y le sobran unos minutos. Es la adaptación italiana de la serie de televisión "The Booth at the End (2011) y posee cierto hilo conductor con “El diablo de la botella” de R. L. Stevenson y “Fausto”, entre otros.