Los padecientes

Crítica de Diego Paz - La cuarta pared

Creo que el mayor logro que puede anhelar la adaptación cinematográfica de una obra literaria es lograr atrapar tanto a la audiencia que ya disfrutó del material original como a aquella que no leyó ni tres páginas. Siendo uno de los que se ubica en el segundo grupo, pienso que Los Padecientes sale airosa en ambos sentidos.

Como muchos sabrán, el film dirigido por Nicolás Tuozzo (en su primer largometraje desde Horizontal/Vertical, de 2009) es una adaptación de la exitosísima novela escrita por Gabriel Rolón y publicada en 2010: "Los Padecientes" es el libro de ficción más vendido de los últimos 30 años en nuestro país, por lo cual había bastante expectativa sobre su traslado a la pantalla grande. De hecho, el guión fue adaptado en conjunto entre Rolón, Tuozzo y Marcos Negri.

La historia comienza con Pablo Rouviot (Benjamín Vicuña), un psicólogo muy reconocido en su materia, quien viene de una ruptura sentimental algo dolorosa aunque en ningún momento es trascendental en la trama, así que ni sé por qué la menciono acá (¿tendré que volver a mi psicóloga?). Por medio de su mejor amigo, "El Gitano" (Pablo Rago), Rouviot es contactado por Paula Vanussi (Eugenia "la China" Suárez), hija mayor de un poderoso empresario recientemente asesinado. Paula requiere que, como profesional calificado, Rouviot realice una pericia y certifique la inimputabilidad de su hermano Javier (Nicolás Francella), el único acusado en el crimen de su padre, Roberto Vanussi. Pero el psicólogo, ahora devenido en investigador, rápidamente se percata que es casi imposible que Javier haya sido el autor del cruel asesinato debido a sus serios trastornos psiquiátricos. A medida que comienza a indagar y a escarbar el núcleo familiar, poco a poco van surgiendo los oscuros secretos de Vanussi, tanto en sus negocios como en la relación con sus tres hijos. Pero Rouviot está decidido (¿u obsesionado?) a encontrar "la verdad" del crimen, o lo que más se parezca a ella, lo cual provoca que cierto entorno se ponga nervioso y amenace a sus seres más cercanos. Y ahí paro de contar.

Voy a comenzar siendo absolutamente sincero: durante los primeros minutos de Los Padecientes, sentí que los diálogos y las actuaciones estaban muy forzadas, muy "duras", como si Vicuña y Suárez estuvieran leyendo párrafos directamente del libro en lugar de actuar el texto (el breve monólogo inicial es un claro ejemplo). Afortunadamente, con el correr de los minutos, y en especial luego de la introducción de un genial Pablo Rago, todos se distienden y los diálogos comienzan a sentirse menos expositivos y fluyen con mayor naturalidad.

Más tarde, promediando la película, me di cuenta que realmente estaba muy metido en la trama (¡recuerden que no leí el libro!). A esa altura, como espectador, ya conocía parte de la verdad pero estaba ansioso por conocer el resto. ¿Quién es esta gente que comienza a apretar a Pablo para que desestime su investigación? ¿En qué chanchullos estaba realmente metido Vanussi? ¿Cuáles son los secretos que esconden celosamente los tres huérfanos? Como todo buen thriller psicológico, Los Padecientes logra captar nuestra atención y provocar que, en simultáneo con el protagonista y con los datos que tenemos a mano, comencemos a hilvanar teorías sobre quién lo mató y por qué. Toda esta teorización de nuestra parte se ve incrementada por un par de escenas, realizadas con destreza por el director y el director de fotografía, donde Rouviot va recreando los testimonios in situ, como si él mismo estuviera presente en ese momento, cual fusión de Sherlock Holmes y Freud.

Desde el lado del elenco, todos cumplen un papel más que correcto. No obstante, sin lugar a dudas las mejores interpretaciones provienen de una fabulosa Ángela Torres como Camila, la menor de los tres hermanos, y Luis Machín en el breve pero intenso papel de Roberto Vanussi, el padre asesinado. Desde su participación en Gilda: No me arrepiento de este amor que nos dimos cuenta que la joven actriz tenía pasta para roles más rigurosos que los que puede brindar una tira diaria televisiva: su Camila inicia su travesía emocional como una niña algo introvertida, avocada por completo a sus clases de violín, casi adormecida internamente. Pero a medida que los secretos se revelan y las piezas caen en su lugar, Camila logra liberarse y salir de su escondite, y afortunadamente Angela Torres resuelve con holgura dramática las escenas más exigentes.

Por otra parte, lo de Luis Machín es sencillamente genial. No tiene tantos minutos en pantalla, y tiene aún menos diálogos. Pero no importa. Machín se apoya en las miradas, en los gestos, en las muecas socarronas para construir en cuestión de segundos un personaje totalmente perverso y detestable, que te genera un profundo rechazo con sólo verle el bigote. Pablo Rago es otro que cumple con creces: su "Gitano" es uno de esos amigos que están en las buenas y especialmente en las malas, los que te bancan aún cuando saben perfectamente que estás cometiendo un error.

Con niveles de producción, fotografía y dirección más que satisfactorios, el film transita por senderos ya recorridos pero no por ello menos interesantes y bien ejecutados. En definitiva, Los Padecientes no va a romper el molde en el cine de género nacional. Pero tampoco hace falta que nadie rompa nada, sino que lo que se hace, se haga bien. Quienes desconocen por completo la trama, van a sentirse cautivados por ella. Quizás la mayor dificultad esté con convencer a quienes ya leyeron el libro en estos siete años desde su publicación, y que suelen formar "su versión" de los personajes en su mente.

Para ellos, me tomo el atrevimiento de parafrasear a Pablo Rouviot y darles un consejo: "El libro no deja de existir porque se lo coloque en la repisa".

VEREDICTO: 6.5 - DIVÁN CON POCHOCLOS

La adaptación de la novela de Gabriel Rolón logra superar algunos obstáculos iniciales (principalmente desde lo actoral) para llegar a un segundo acto atrapante y convincente. Quizás no resulte tan exitosa como el libro original pero, como thriller psicológico cinematográfico, Los Padecientes se vale por sus propios medios (en especial gracias a las interpretaciones de Ángela Torres y Luis Machín) para mantenernos atentos a la pantalla buscando desentrañar la oscura trama de la familia Vanussi.