Entre Freud y Sherlock Holmes
Basada en la novela homónima de Gabriel Rolón, esta película tiene a Benjamín Vicuña como un improbable psicólogo que deviene investigador, y a la China Suárez como su cliente.
En los últimos años, el cine industrial argentino acentuó su tendencia a adoptar fórmulas narrativas importadas, generalmente de Hollywood. Son producciones sin anclaje local, que podrían suceder tanto aquí como en Estados Unidos o Europa, y que cumplen obedientemente ciertas pautas convencionales. Los padecientes está dentro de esta clase de películas, ya vistas cientos de veces tanto en forma como en contenido.
Aquí se siguen las reglas del policial clásico: hubo un asesinato y hay que descubrir quién lo cometió. Por la pantalla desfilará una galería de personajes, entre los que está el culpable. Por supuesto, al final llegará la dilucidación y esa respuesta al enigma resultará, en teoría, toda una sorpresa para los espectadores.
El toque distintivo es que el investigador esta vez es un psicólogo, Pablo Rouviot (Benjamín Vicuña). El licenciado parece salido de una novela negra, sólo que en lugar de aparecer en su oficina de detective privado, la rubia hermosa (la China Suárez) que le pide ayuda acude a su consultorio. Ella, una rica heredera, sólo le encarga una pericia, pero él está obsesionado con la búsqueda de “la verdad”, así que abandona el diván y se pone a husmear en el caso, intercalando interpretaciones freudianas con deducciones lógicas a lo Sherlock Holmes. Un cóctel rayano en la parodia.
Pero el mayor problema es que se notan los hilos del dispositivo: los personajes son esquemáticos, y no tienen otra entidad más que cumplir la función de ir aportando pistas para resolver el misterio. Así, la película se vuelve tediosa porque se excede en diálogos explicativos, a los que hay que sumar un par de parrafadas pretendidamente profundas sobre “la verdad” y “el amor” con el sello de Gabriel Rolón (esta es una adaptación de su novela homónima).
Quienes vayan al cine más atraídos por el morbo de ver en acción a la pareja Vicuña-Suárez que por la marca Rolón o la historia, probablemente tampoco queden satisfechos: estos papeles no los favorecen en ningún sentido posible.