Todo en nombre de la verdad
"Los padecientes", protagonizada por Benjamín Vicuña y la "China" Suárez y basada en el libro de Gabriel Rolón, trata sobre la relación de un reconocido psicoanalista y su paciente, quien desesperadamente le pide que ayude a su hermano acusado de un homicidio.
Hoy se estrena en los cines de todo el país “Los padecientes”, film que protagonizan China Suárez y Benjamín Vicuña, una de las parejas del momento. Repitiendo la fórmula de “El hilo rojo”, en el cual se encontraron como pareja en ficción y detrás de cámara, en esta ocasión los actores se la juegan con un thriller psicológico en el que nada es lo que parece.
La historia comienza cuando a Pablo Rouviot (Vicuña), un reconocido psicoanalista, lo visita la bella Paula Vanussi (Eugenia “China” Suárez) para que ayude a su hermano Javier (Nicolás Francella), acusado del homicidio de su padre (Luis Machín).
El pedido es para que declaren inimputable al joven, que padece problemas mentales. Sin embargo, Rouviot es un obsesivo buscador de la verdad, y parece apasionarse cuando más enterrada está, por lo que, más allá de caer rendido ante la belleza de Paula, comienza una investigación para saber qué sucedió en la casa de los Vanussi, pues el muerto era un empresario con muchos negocios oscuros.
En un laberinto de ocultamientos y abusos, Paula, Javier y su hermana menor Camila (Ángela Torres) deberán conducir a Pablo en su búsqueda, incluso cuando todo se complique con amenazas a él y sus seres queridos. Ya estamos acostumbrados a ver adaptaciones cinematográficas de best sellers, pues la idea de que un éxito literario se transforme en hit de taquilla, a través de una obra que ya funcionó, es tentadora.
“Los padecientes” desembarca en las salas argentinas desde ese sitio, basado en la novela del psicoanalista y escritor Gabriel Rolón, y aunque las intenciones y el suspenso se mantienen, el film se malogra al mantener un estilo demasiado literario.
Si bien era lógico que sucediera, pues Rolón dio los derechos para el film con la condición de ser parte del equipo de guionistas. Traducido a lenguaje cinematográfico, la narración literaria peca de exagerada y demasiado personal. Hay varias escenas plagadas de vicios de autor, que recuerdan más a un analista describiendo en papel que al desarrollo de la historia audiovisual, y por ello todo está demasiado digerido en la primera mitad del metraje. Este es un error garrafal en un thriller, ya que el principal entretenimiento en el género, para el espectador, es jugar a ser detective a la par del protagonista.
En cuanto a las actuaciones, hay que destacar a Nicolás Francella y Ángela Torres, que desde sus roles secundarios son imprescindibles no sólo en la fundamentación del relato, sino en la oscura estética del director Nicolás Tuozzo.
Sin embargo, Vicuña suena, con sus pensamientos y formas de hablar, demasiado arraigado a la filosofía y narrativa de Rolón, por lo que no puede descollar. Suárez, en tanto, es perfilada en un papel protagónico pero no aparece en tantas escenas como debería para demostrar desde su posición.