La verdad se padece
"Ser o no ser igual al libro… esa es la cuestión”. Las adaptaciones de libros en la pantalla grande se enfrentan a diversos desafíos, sobre todo al de retratar de manera fiel el relato presente en formato gráfico para satisfacer las expectativas de los lectores que siguieron atentamente lo que allí se narraba. A lo largo de la historia cinematográfica nacional se han trasladado varias novelas destacadas al séptimo arte como es el caso de Las viudas de los jueves (2009) dirigida por Marcelo Piñeyro y fundada en el libro de Claudia Piñeiro o El Secreto de sus Ojos (2009) de Juan José Campanella, apoyada en el texto de Eduardo Sacheri titulado "La pregunta de sus ojos". En este caso, llega a los cines la adaptación de la aclamada novela "Los Padecientes", escrita por el psicoanalista Gabriel Rolón. La versión cinematográfica es dirigida por Nicolás Tuozzo, quien regresa a las salas a cargo de un proyecto mainstream luego de sus films independientes Próxima Salida (2004) y Horizontal / Vertical (2009).“ La verdad no deja de existir porque no se la conozca”, afirma Pablo Rouviot (Benjamín Vicuña), un reconocido psicoanalista obsesionado por hallar la verdad, por más dolorosa que ésta resulte. Todo comienza cuando el profesional recibe la visita de la bella y misteriosa joven Paula Vanussi (Eugenia Suárez) en su consultorio, quien le cuenta que el cuerpo de su padre, el poderoso empresario Roberto Vanussi (Luis Machín), apareció acuchillado y se acusa al hijo del mismo, Javier (Nicolás Francella) por haber cometido el asesinato. Paula le pide a Rouviot que la ayude a demostrar que su hermano es inimputable, ya que padece serios trastornos psiquiátricos y sería incapaz de comprender el peligro de sus acciones. Pablo se involucra en el caso, medio como psicoanalista y medio como detective, para recomponer la siniestra historia familiar de los Vanussi, llena de violencia y zonas oscuras, y busca revelar la verdad sobre quién mató al empresario y los motivos del hecho.
Los padecientes (2017) es un thriller psicológico que ya como novela permitía al lector sumergirse de lleno en la historia a través de una narración cautivante de los hechos y con detalladas descripciones de los espacios y personajes que hacían inevitable la recreación audiovisual en las mentes de quienes leían el libro. Casi siete años después de su publicación, llega a las salas de cine y cumple (aunque con ciertas dificultades) trasladar de forma bastante fiel lo contado en el relato.
Si bien hay detalles que fueron modificados para su versión cinematográfica, la esencia de la historia se mantiene en varios aspectos. Esto se debe al trabajo en conjunto del director Nicolás Tuozzo, quien además de ejecutar dicho rol, estuvo a cargo del guión, acompañado por Gabriel Rolón y Marcos Acerbi, lo que permitió la articulación entre el aspecto literario y el cinematográfico.
Un asunto que “hace ruido” es el lenguaje utilizado en varios diálogos, que no es el “común y corriente” que maneja la gente día a día, sino que más bien corresponde con un formato literario. Otra cuestión que no termina de cerrar es la mención acelerada de ciertos detalles importantes para la historia y que si bien el libro se toma sus páginas para desarrollarlos, la duración del film es más acotada por lo que es probable que espectadores que no hayan leído previamente la novela, no lleguen a procesarlos completamente y ciertos puntos no les cuadren.
Respecto a los roles protagónicos, Benjamín Vicuña encarna de forma adecuada al psicoanalista Pablo Rouviot, quien también oficia de detective, y Eugenia Suárez compone con compromiso a Paula Vanussi. Las revelaciones del film aparecen con Ángela Torres y Nicolás Francella, quienes interpretan a los hermanos Vanussi restantes, Camila y Javier. Ambos artistas brindan actuaciones firmes, con una carga dramática exacta en sus interpretaciones. Luis Machín resalta con un personaje siniestro que traspasa la pantalla y genera el sentimiento de odio a flor de piel. Por otra parte, Pablo Rago está a cargo del Gitano, quien agrega una pequeña cuota de humor entre los perversos acontecimientos.
La parte técnica del film es un aspecto a destacar, ya que cuenta con una banda sonora generadora de los diferentes climas del largometraje. Resalta la fotografía, a través de los escenarios acordes a los acontecimientos presentados. El cuidado estético del director se observa en cada escena, incluso en aquellas en las que se plasman situaciones crudas y perversas.
“La verdad nunca puede ser dicha totalmente por alguien, y en esta historia, cada uno de los protagonistas puede aportar algo que el otro ha reprimido o decidido ocultar”, expresa un fragmento de la novela escrita por Gabriel Rolón, la cual genera el mismo efecto en su versión cinematográfica: la búsqueda de la verdad en esta historia. Los padecientes es un correcto thriller psicológico, que a pesar de ciertas fallas, cuenta con todos los componentes necesarios para entretener a los espectadores y además invitarlos a ser testigos partícipes de un caso en constante suspenso, por lo que el público no querrá despegar sus ojos de la pantalla hasta descifrar el enigma.