La fiesta no es acá
Sabido es que no hay nada peor para un chiste que anunciarlo demasiado, provocar en el espectador una expectativa desmesurada, decir "escuchá, cuchá que es buenísimo! Te vas a morir!". El chiste está muerto antes de ser contado.
Desde el inicio de esta película todo nos hace saber que se trata de una comedia de efecto "cascada", los personajes y situaciones son presentados de forma tal que solo nos queda esperar su turno para intentar sacarnos, como mínimo, una sonrisa. Pero todo es tan previsible y obvio que los gags pasan sin pena ni gloria.
Un muchacho conoce a una muchacha mientras están de vacaciones. Con apenas una semana de novios deciden casarse. Él vive en Inglaterra, ella en Australia. Él cuenta con tres amigos, uno más perdedor que el otro. Ella tiene una familia adinerada y de alta posición política. Cuando todos estos elementos se juntan la explosión se hace tan inevitable como obvia.
La actuación del protagonista Xavier Samuel es pésima, tiene menos gracia que un desalojo, mientras el histriónico Kris Marshall no puede solo con un guión que está a años luz de la celebrada "Muerte en un Funeral".
Esta vez el humor inglés dejó lugar al peor humor yanki, escatología incluida, que nos remite a las más eficaces "Qué Pasó Ayer" o "La Familia de mi Novia", en las que está película se "inspira" afanosamente.