Es la verdadera historia, quien quiere oír que oiga, decía un inspirado Litto Nebbia uno de los consagrados del rock nacional, una leyenda oficial. Pero dentro de toda reconstrucción de la memoria, existen los que fueron y vivieron en las márgenes de la fama, puede ser un profesor de la facultad de medicina que fue un referente del punk en la argentina y un precursor del graffitti como forma de expresión cultural, o un poeta que enhebra versos malditos con la persistencia de los locos sabios, o el numen de un estudio de grabación que lleva el peso de una fama para entendidos o los creadores de un espacio de encuentro que se cargó de una mitología que a veces les hace bien y otras mal. O un investigador que revela qué le debe la historia del rock a Eddie Pequenino. Un colectivo de directores, de ocho creativos en total, en una experiencia singular y original nos regalan este trabajo de rescate, de justicia poética, de necesidad y urgencia. Hay que enterarse y aprender. Juan Riggirozzi, Ivan Wolovik, Tomás Makaji, Luis Histoshi Díaz, Gonzalo Hernández, Gabriel Patrono, Lautaro Aledda y Pablo Arias son parte de una experimento nuevo que quizás con el tiempo merezca otra película con sus protagonismos.