Esta segunda parte continúa con la exitosa receta del film anterior: combina acción en vivo y animación digital que da vida a los populares personajes surgidos de la televisión.
El film, ambientado en París, transita por la aventura cuando la famosa pandilla de Pitufos se lanza al rescate de Pitufina, que es secuestrada por Gargamel (Hank Azaria). El malvado desarrolla shows de magia que sorprende a todos en La Ciudad Luz y crea a Hackus y Vexy, dos criaturas traviesas mientras espera obtener la esencia mágica de los seres diminutos. Papá Pitufo, Tontín, Gruñón y Vanidoso tendrán que sortear varios obstáculos para cumplir su objetivo en un ámbito que desconocen y cuentan además con sus amigos humanos Patrick y Grace Winslow.
En la película, que no ofrece sorpresas, todo se desarrolla sin magia ni emoción. El único que convence, además del mencionado Azaria, es Brendan Gleeson en el papel del padrastro, un actor de "peso" para un personaje que le queda chico. Los rubros técnicos son correctos, pero molesta cuando se nota que no hay fusión entre el mundo de actores y el de los personajes nacidos con la técnica de CGI. Se destaca la fotografía de una París invadida por lluvias de luces y por una vuelta al mundo que comienza a girar de manera enloquecida por las calles de la ciudad. Rutinaria y sin el encanto que merecían estos poderosos seres de color azul.