Liberado el film del peso de “iniciar” al espectador en el pitufismo, esta segunda entrega permite que el humor fluya mejor. En sus mejores momentos, estamos ante el recuerdo generoso de Looney Tunes. En los peores, el film se ve como quien ve pasar un colectivo desde la ventana. Y están Hank Azaria (un cómico enorme desde siempre) y ese comediante que entiende todo llamado Neil Patrick Harris. Si tiene la obligación de llevar a los chicos, difícilmente se aburra. Quédese tranquilo.