Esta adaptación cinematográfica se encuentra inspirada en la novela del mismo título que publicaron en 1946 Silvina Ocampo y su marido Adolfo Bioy Casares (la única que hicieron juntos).
Su trama se separa en dos partes: la primera centrada en el amor y la segunda en el policial. Ambientada en la década del 40, el Doctor homeópata Enrique Huberman (Guillermo Francella) viaja para hospedarse en el hotel de su prima Andrea (Marilú Marini) para olvidar situaciones tormentosas que lo angustian, pero en ese lugar se reencuentra con el amor del cual huye y cuyo nombre es Mary (Luisana Lopilato) una traductora a quien le encanta jugar con el amor de los hombres, los enamora hasta enloquecerlos y ellos se rinden a sus pies. Es una femme fatale.
En ese lugar también se encuentran Emilia (Justina Bustos), la hermana de Mary, Atuel (Juan Minujín), el novio de Emilia, un tutor (Mario Alarcón), un huésped (Gonzalo Urtizberea) un sobrino llamado Miguel y otros empleados.
En ese lugar se desatan tormentas no solo de arena sino también de pasiones, se despiertan los celos y deseos, el misterio y los impulsos que no se logran contener.
Contiene una buena recreación de época y resultan muy bien logrados los rubros técnicos (ambientación, vestuario, iluminación, música y sonido) resultando un film prolijo. La propuesta tiene un toque al estilo de Agatha Christie. Pero le falta profundidad, aunque resulta entretenida y en algunos espectadores despertará el interés por todo lo que plantea su trama.