Folklore sangriento en Los que vuelven. Crítica
El próximo jueves 1 de octubre "Los que vuelven" se estrenará en Cine.ar TV a las 22 horas, repitiendo el sábado a las 20 horas. En simultáneo estará disponible de manera gratuita en la plataforma Cine.ar toda la semana.
Francisco Mendes Moas
La última película de Laura Casabé nos lleva a un lugar incómodo, fuera de nuestra zona de confort. Lejos de las calles y jaulas de cemento, el espectador es transportado al pasado, a los huecos más recónditos de la selva misionera. Pero siempre tocando temáticas vigentes como la maternidad, la desigualdad social y de género.
Todo comienza cuando Julia (Maria Soldi) queda embarazada de Mariano (Alberto Ajaka). Kerana (Lali González) su sirvienta, la atiende con plantas que consigue al pie de una cascada, donde la presencia de la Iguazú es más fuerte. El niño nace muerto, por lo que Julia pide a la deidad que le devuelva la vida. Tras los resultados, más que extraños, Kerana desaparece junto con el bebe, dejando a su propio hijo atrás. Las consecuencias no tardarán en llegar a la vida de la familia terrateniente yerbatera.
Narrativamente la película se divide en tres capítulos no lineales, pero que, yendo y viniendo en el tiempo, se complementan entre sí. Sumado esto, la correcta fotografía que logra resaltar los bellos paisajes mesopotámicos de las cataratas. Muchas veces disminuyendo a los protagonistas en el paisaje, dejándolos como miniaturas rodeadas de naturaleza.
A su vez, el despliegue de arte nos sitúa correctamente en tiempo y espacio. Tanto maquillaje, vestuario y peinados van acorde al momento histórico en que transcurre la historia. Los efectos prácticos son acordes al género y la sangre no se hace desear. Aun así, todo pasa a segundo plano tras una decapitación que impresiona por su realismo y verosimilitud visual. Empero, el aspecto técnico que más resalta es la mezcla de sonido: desde su capacidad para generar climas de los más inquietantes, hasta el llanto del bebe Iguazú, el cual emula el estrépito de la catarata.
En un inicio podría parecer una película de zombies misioneros que vienen a llevarse al hijo de Kerana. Definirla de esta manera sería un error, en primer lugar es la deidad Iguazú, madre del día y de la noche, la que pareciera controlar a las personas. Por lo que más que zombies, son personas poseídas. En segundo lugar, no se contagian unos a otros mediante mordidas, ni buscan alimentarse de los seres vivos.
La naturaleza crea su propio ejército, compuesto por nativos originarios. Los mismos que usa Mariano (esposo de Julia) como mano de obra esclava en sus campos yerbateros. De esta manera, la naturaleza parece defenderse de los invasores que atentan contra su equilibrio. Relación que la película deja muy marcado: lo nativo y lo invasor no deben mezclarse, ya que cuando lo hacen las consecuencias son severas. Como cuando Julia pretende recibir ayuda de la Iguazú; o mismo su conexión con Kerana, la cual Mariano se encarga personalmente de destruir.
A las mujeres protagonistas, además del poder que ejerce Mariano sobre ellas, las une maternidad. Julia desea a toda costa ser madre, y Kerana cría a Jara en casa de su patrón. Tan es así que cuando desaparece con el hijo de Julia, esta última cría al hijo de su sirvienta como suyo; negando toda su herencia nativa para transformarlo en un criollo burgués.
Bella y aterradora por igual, “Los que vuelven” logra generar un ambiente asfixiante manteniendo al espectador atento en todo momento, tratando los tópicos aún actuales, y no tanto, como sólo las películas de terror pueden hacerlo.
Calificación
Dirección
Montaje