Adaptación al cine, realizada por el propio autor, de una obra teatral. Aunque esto puede no ser muy auspicioso, el trabajo de cámara, los silencios y el ritmo son bien de película. Se trata de un fin de semana de gente en sus treinta largos, personas que están atravesando el límite entre la juventud y el desencanto. En algún punto, el film se excede en su melancolía, que parece forzada en ciertas secuencias. Pero rezuma sinceridad y eso se contagia al espectador.