Los Reyes: Amores perros.
Luego de haber pasado por los Festivales de Amsterdam y de Viña del Mar (y haber ganado en los dos certámenes como «Mejor Documental») llega este sentido homenaje al mundo perruno.
Era un callejero con el sol a cuestas,
fiel a su destino y a su parecer;
sin tener horario para hacer la siesta
ni rendirle cuentas al amanecer. – Alberto Cortes
Almas en libertad. No atadas al paradigma que reina en la vida, ese que nos tiene sumidos en el consumismo y a una vida de constante euforia y frenesí.
Esto nos cuenta Los Reyes (2020), documental sobre el parque de patinaje homónimo, ubicado en Santiago de Chile, dirigido por Bettina Perut e Iván Osnovikoff.
Pero no es un documental cualquiera, ya que todo lo que veamos (o mejor dicho, oímos) pasa por el filtro de dos perros callejeros llamados «Fútbol» y «Chola».
Estos animales recorren el parque y parecen dueños del lugar, siempre vigilantes a lo que sucede a su alrededor, a sus circunstanciales visitantes, como así también a los habituales, los cuales en su gran mayoría son jóvenes que viven el día a día con los problemas propios de su edad.
Así, la cámara sigue a Fútbol y Chola jugando con piedras el primero y, el segundo, con una pelota de tenis que ve pasar el tiempo inexorable; día y noche, lluvia y sol.
La película carece de música, y esto lo hace una experiencia particular pero con un significado propio de lo que quiere transmitir: los perros tienen más desarrollado el sentido del oído y, por esto, nunca vemos más que un primerísimo primer plano de algún pie o mano humana de esos anónimos jóvenes skaters que luchan para sobrevivir en una sociedad que los acompleja y, muchas veces, los desprecia.
Sin embargo, Los Reyes nos mete de lleno y sin intervenir en la vida de los animales y su relación fraternal. Hay momentos de humor, momentos de expectación y algunos momentos dramáticos, que terminan en zozobra.
Los Reyes culmina como un sentido homenaje a esos perros que muchas veces vemos en la calle y que no pertenecen a nadie, pero pertenecen a todos. Compañeros de vida en las buenas y en las malas. Sobretodo, almas libres en un mundo esclavizador.