Los Rostros del Diablo: Se parecen mucho entre sí.
Una película de Corea del Sur sobre exorcismos, posesiones y sin mucha originalidad al igual que este subtítulo.
Desde la primera escena podemos predecir que veremos una película de exorcismos bastante básica.
Las casi dos horas del film traen consigo poca originalidad, contándonos la típica historia de un espíritu maligno que se infiltra en una familia poniendo a una familia en peligro.
Los diálogos carecen de corazón como si el diablo hubiese calcinado las personalidades de los personajes. El esposo que trabaja y sonríe demasiado. La madre quejosa, la hija buena y la hija malhumorada, junto al más pequeño de todos dándole esa inocencia que necesita cualquier película de terror sin una buena idea. Además del cura que intentó exorcizar, a la quizá mejor actriz de la película, tiene un vínculo con esta familia. Él termina siendo el que quiere renunciar a la Fe. Qué sorpresa ¿No?
Por otro lado, si le ven cara conocida al personaje llamado Sun woo es porque la actriz Kim Hye-Jun interpretó a la reina en la serie de Netflix llamada Kingdom, haciendo que resalte mucho más su papel de aquella.
Por momentos la película parece filmada como si fuera una serie asiática, con mucha más luz que el género necesita. De todas formas hemos aprendido (como por ejemplo con Midsommar – 2019) que no toda película de terror necesita estar en un tono apagado o sombrío para generar temor o incomodidad. Pero en este estilo de película la oscuridad en ciertos lugares debería estar más presente. Junto a los encuadres, además de actores poco creíbles, las escenas se convierten en algo evidente y aburrido de ver. Como por ejemplo en un día lluvioso el padre entra a un lugar lleno de cruces al revés que está más iluminado que el exterior.
Pareciera que el director intentara mostrar los efectos y el maquillaje más que generar un ambiente terrorífico. Hasta los sueños que deberían ser espeluznantes están más iluminados que la noche en sí.
Sin embargo los efectos especiales (Sólo algunos) más la puesta en escena serían lo más destacable, con cruces, animales muertos, entre otras cosas. Pero hasta ahí nomás, porque la casa no fue utilizada al máximo.
Cuando todo comienza a empeorar dramáticamente la película da señales de vida, pero la forma en cómo trabaja el espíritu maligno influyendo en los personajes resulta dudoso. No nos genera interés ni odio en algún familiar. Siendo las dos horas de duración de la película predecibles, sin nada nuevo que traiga al plano del terror.
El director Hong-seon Kim nos trajo una historia vacía sin plantear un drama familiar, o interno, más que la redención del cura que queda incrustada en un horrible e innecesario cambio de iluminación a blanco y negro. Básicamente la película al no tener originalidad en la historia, o un buen manejo de cámara, resulta artificial. Salvando pocos momentos de la cinta, el film parece poseído por el mal genio de falta de personalidad.