¿Qué pasa cuando el cine asiático, generador de las más terribles historias e íconos, renovadoras del género quiere emular producciones foráneas? Se pierde su verdadera potencia e identidad.
Un arranque a lo El Exorcista, copiado a mas no poder, deviene en una sucesión de gags, si, gags, en donde un espectro toma el cuerpo de cada miembro de la familia. Confusa, irrisoria. Para dejar pasar.