Lo primero es la familia
Para quienes no hayan tenido el gusto de ver alguna vez Los Soprano, Los santos de la mafia será una sorpresa más que agradable. Esta historia basada en los personajes creados por David Chase invitará a más de uno a ir corriendo a su plataforma amiga y ver la historia que sigue, escapando un poco a la montaña rusa actual de contenido que no da prácticamente respiro y no deja lugar para el análisis y, en ocasiones, tampoco para el disfrute.
No suelo pensar en la duración de una película para estimar su valía, pero sí es una buena unidad de medida respecto de la construcción de lo narrado. Si dos horas no hacen que mires el reloj y, aún mejor, te quedes con ganas de más, el trabajo fue logrado con éxito.
El director Alan Taylor (quien oportunamente dirigió varios episodios de la serie) lleva al espectador en este recorrido por la historia de Tony Soprano “antes de”, como una precuela sumamente interesante y con un elevado sentido de la calidad. Nada de hacer las cosas así como viene para que aparezca dinero. El respeto por lo que se cuenta es esencial, y el caso se da aquí, afortunadamente.
En todas partes se cuecen habas dice el dicho, y en la familia en que vive Tony no es la excepción. Buscando una imagen que imitar, y ante un padre algo limitado (interpretado por Jon Bernthal) y una madre (Vera Farmiga) que no logra hacer conexión con su hijo adolescente (Michael Gandolfini), este observa tras bambalinas, y a veces no tanto, algo de la realidad que le espera de adulto y que construye la base de la producción que se mantuvo en pantalla durante seis temporadas.
En el recorrido, y mientras Anthony se apoya en su tío Dickie Moltisanti (Alessando Nivola), las piezas de ajedrez se acomodan y con el trasfondo de la sublevación de Newark, como punto cúlmine del plantado del enfrentamiento (que atraviesa en segundo plano la mayor parte de la película) entre afro e italoamericanos, la realidad de la ciudad que será la base de asentamiento de la historia del Tony adulto termina de tomar forma.
No es buena idea comparar este film con los muchos otros universos que conocemos respecto de la Cosa Nostra porque cada uno de ellos es diferente en su toque y tienen la mano (y el ojo) de su director. Trazar paralelismos, en este caso, no sería justo para ninguno. La recomendación es disfrutar sin echar mano de una superposición innecesaria.
Los santos de la mafia es una película de calidad que funciona como excelente precuela de la serie que le da origen.