Los films de temática post apocalíptica en el que todo atisbo de progreso y tecnología aparece arrasado en medio de lúgubres paisajes urbanos han tenido aquí su coletazo a través de este film de Luis Ortega, en este caso con escasos resultados expresivos y alegóricos. La carretera es un ejemplo ineludible de este subgénero, como así otros títulos recientes como El libro de los secretos, Número 9 y Soy leyenda, entre muchos otros. Que el cine argentino también afronte este tipo de tramas con Los santos sucios puede resultar estimulante pero también dudoso, en el sentido de adscribirse a tendencias que nos son ajenas. El film además no logra aportar algún costado original, dentro de una producción demasiado modesta para abordar semejante propuesta. Muchas preguntas sin respuestas propone la trama ideada por Ortega y los actores Alejandro Urdapilleta y Emir Seguel, en la que un grupo de sobrevivientes deambula luego de una hecatombe, tratando de encontrar recursos, afectos y salidas a una forzada indignidad. Tras su debut con la oscura y minimalista Caja negra, el cine de este director y productor ha mantenido cierta coherencia dentro de temáticas muy diferentes y arriesgadas, como ésta. Aunque fallida. Los santos sucios ofrece algunas buenas imágenes, la tarea como actor de Ortega –y frases de su relato en off- y la de Martina Juncadella.