El tercer largometraje del director Marcelo Burd es un retrato acerca de los habitantes de Olacapato, una pequeña localidad de la provincia de Salta, para luego meterse de lleno en historias más concretas, como la de un matrimonio de maestros que convive día a día con la falta de suministros y con carencias de diferentes tipos.
Los chicos aprenden y se alimentan todo el año en esta escuela-comedor que les brinda una segunda casa y hasta los cuida de enfermedades. Cada día implica un nuevo desafío para cada alumno que aprende más que leer y que sumar y restar: los profesores, con esfuerzo y dedicación, les enseñan valores que le servirán durante toda su vida.
Pero el sueño de volar, de poder ganar un poco más de dinero y de ir a Buenos Aires a trabajar siempre está. La pareja, entre lágrimas e impotencia, debe decidir si comienza de nuevo en otro lugar o se queda a pelearla allí en el pueblo.
Marcelo Burd no titubea y hasta utiliza las metáforas para poder representar temas y subtemas que no parecen sencillos: el cohete que con botellas de plástico le enseñan hacer a sus alumnos es algo muy parecido a la sensación de volar lejos de allí. Los Sentidos (2015) es un documental más bien observacional, un poco intimista y apela al espectador a ser un poco más consciente de la realidad de los otros.