Pochoclo del siglo XXI con trama del siglo XX. La actualización a la acción de hoy está hecha a la perfección.
A pesar de que sólo comenzó a vérsela como una gran película muchos años después de su estreno, The Magnificent Seven (1960) es una de las más revisitadas e imitadas de la historia del cine. Ella, a su vez, es una adaptación al estilo western de Seven Samurai (1954), aclamadísima película del director japonés Akira Kurosawa. Sobre el cambio enorme que se hizo sobre la película de 1954 se trabajó para traer una nueva historia, igual de absorbente pero con los trucos y la ventajas del cine actual. Una ambientación como el Lejano Oeste tiene muchas complicaciones, sobre todo en la filmación, sin embargo se logró una película bien acabada con todos los sabores de la original.
El progreso siempre es doloroso para las comunidades de granjeros. La gran mina de oro que linda con su pueblito está generando caos y desbalance. Como frutilla del postre, Bogue (Peter Sarsgaard), el dueño de la mina, llegó a amenazar a todo el pueblo para que abandone la zona y hasta asesinó a algunos residentes. En su desesperación, la viuda de uno de ellos (Haley Bennett) decide buscar ayuda, y con las pocas riquezas del pueblo logra contratar a siete hábiles luchadores. Ellos son Chisolm (Denzel Washington), Faraday (Chris Pratt), Goodnight (Ethan Hawke), Horne (Vincent D’Onofrio), Billy (Byung-Hun Lee), Vasquez (Manuel Garcia-Rulfo) y Red Harvest (Martin Sensmeier). Juntos harán lo posible por impedir que Bogue continúe arruinando la vida de los granjeros.
Una vez más se juntó el trío que trajo Día de Entrenamiento en 2001: Antoine Fuqua en dirección y Denzel Washington con Ethan Hawke en el elenco. El guión estuvo a cargo de Nic Pizzolatto (True Detective, 2014) y Richard Wenk (The Equalizer, 2014). Según Fuqua, todavía hay casos serios de terrorismo y tiranía en el mundo, y por eso decidió aceptar el gran desafío que representa una remake que trata estos temas. El resto del reparto fue elegido con la diversidad en mente y busca mostrar que no todos en el 1800 eran blancos o mexicanos. En el papel de un descendiente de irlandeses está Chris Pratt (Jurassic World, 2015), en el de un cajún está Ethan Hawke, Byung-Hun Lee (I Saw the Devil, 2010) es un asiático, Martin Sensmeier es un comanche y Manuel García-Rulfo (Cake, 2014) es un mexicano. Los acompaña Vincent D’Onofrio (Daredevil, 2015) actuando de rastreador sumamente católico. Completa la formación Haley Bennett (Hardcore Henry, 2016), que es quien junta a los siete para defender su pueblo. Su papel tampoco es como el de cualquier mujer en un western, y se la ve mucho más independiente y aguerrida que lo que estas películas muestran hace años.
La hermandad que desarrollan frente a las adversidades que el villano les presenta es sumamente natural y bien guionada, a pesar de que si se los observa con detalle, todos los personajes son muy básicos. La variedad en el elenco también se traslada a las peleas: se combinaron explosiones, tiros de diversas armas, arquería, cuchillos, hachas, trampas, caballos y otras técnicas. El resultado son varias escenas geniales de acción que combinarán la personalidad de cada magnífico con su experiencia en la batalla. Toda la fuerza de estos mortales objetos fue aprovechada al máximo e hizo de estas secuencias un buffet de violencia cómica en el que todos encontrarán algo para servirse.
Es el western uno de los géneros audiovisuales más conocidos y parodiados. Sus tropos (el conjunto de estereotipos, motifs, temas, todo eso que puede terminar siendo un cliché) son explotados hasta hoy, y es en la época de The Magnificent Seven que terminaron de afianzar la idea del género que conoce esta generación. Es por eso que muchos de los chistes de esta remake funcionan y otros no tanto: fueron vistos sin descanso por años y años. A pesar de toda la originalidad que cualquiera trate de impartir en una película así, en esta época es difícil de vender. Los pequeños pasos dados por Fuqua, que se desvían de lo que el western fue por años, podrían dar un nuevo carácter al futuro del género.