Fuqua nos trae un western aggiornado a nuestra época, repleto de balas, explosiones y acción.
Nos encontramos ante un remake de un remake. La historia original es del director japonés Akira Kurosawa, Los siete samuráis, ya un clásico del cine universal. Luego reversiona esta ficción, en la década del 60, John Sturges quien cambia el título de samuráis por magníficos, debido a que aquí la idiosincrasia del film es netamente estadounidense. Por supuesto que la adaptación que nos atañe, la de Fuqua, se ciñe mucho más a esta última.
Los 7 Magníficos es un western aggiornado, mantiene la estructura clásica pero hay algunos cambios sustanciales en referencia al de Sturges , como que el protagonista sea afroamericano (Denzel Washington) y que entre los demás magníficos haya un pistolero de origen mexicano, otro oriental y un indígena. Otro cambio a destacar es que una mujer cobra protagonismo, ya que es la que única que posee suficientes agallas para ir en busca del grupo y no tiene pruritos en cargar un arma siendo capaz de matar, como un cowboy más.
Justamente el argumento gira en torno a un pueblo desbastado, dominado por un tirano (Peter Sarsgaard) a quien lo único que le interesa es explotar a la gente porque en estas tierras hay oro. Asesinadas a sangres frías e intimidadas, a las personas del pueblo —agricultores, mujeres y niños— no les queda otra opción que pedir ayuda para defender su territorio. Es así que recaudan todo su dinero y logran convocar a siete hombres de temer, siete profesionales del disparo que harán justicia por mano propia.
El remake de Fuqua posee una fotografía impecable —los extensos planos generales, característicos del género, son pictóricos—, muy buenas actuaciones y una banda sonora que acompaña la trama a la perfección. En cuanto a las escenas de acción están muy bien logradas, no dan respiro, tiros, tiros y más tiros que salen de lugares inesperados. Es muy fácil compenetrarse con la historia.
Si hay algo que juega en contra de Los 7 Magníficos, es que no logra profundizar ningún personaje, los sentimos distantes. La coralidad en la narración o ciertas balaceras interminables —sobre toda la final, por momentos surrealista— agota al espectador y suma a este desdibujamiento del perfil de los vaqueros. Más allá de este aspecto los amantes de la pólvora y la acción disfrutarán de un western entretenido y correcto.