Héroes del oeste
Los siete magníficos es un western clásico generoso con los que no conocen el género, renovado en varios aspectos, y narrado dentro de un estilo contemporáneo. Su nombre fácilmente identificable se debe a que es una remake de una película con el mismo título realizada en 1960. Aquel film, dirigido por John Sturges, tenía un elenco de lujo encabezado por Yul Brinner y Steve McQueen. Pero más allá de ellos, su fama permaneció apuntalada en la banda de sonido compuesta por Elmer Bernstein, una de las melodías más recordadas de todos los tiempos. Más datos: aquella película era una remake del film japonés más conocido del mundo: Los siete samuráis (1954) dirigida por Akira Kurosawa y protagonizada por sus dos actores favoritos: Toshiro Mifune y Takashi Shimura. Aquella legendaria película realizada en Japón se convirtió en un merecido clásico absoluto y llevo al mundo un cine casi desconocido en occidente. Lo curioso es que Kurosawa era un fanático del western y no existe otra película japonesa más parecida a un western que Los siete samuráis. La remake fue como una vuelta al origen. Pero la película de Sturges, muy popular, no soportó el paso del tiempo como su par japonés. Envejeció y está muy lejos de ser un gran western, aunque la historia –claramente sacada de la otra película- completamente adecuada para un film del oeste.
Esta nueva versión tenía, por todo lo mencionado, grandes chances de ser una buena película. No hablamos de comparación, sino de la historia que tenía y las posibilidades de hacerla bien. Y lo hace, porque es una película entretenida, emocionante, que no deja su clasicismo en ningún momento pero tampoco se ve diferente al cine actual. Tiene todo lo que uno espera de un western, no llega a ser una obra cumbre, pero está filmada con estilo y el elenco –pieza fundamental- se luce. La estructura de la película es muy simple, tan simple como atractiva, y cuenta la historia de un pueblo que amenaza con ser aplastado por un millonario. Luego de que son colocados entre la espada y la pared, deciden contratar a un pistolero llamado Chisolm (Denzel Washington) para salvarlos. A su vez, Chisolm recluta a otros pistoleros hasta llegar, claro, hasta un número total de siete. Con un sentido del humor muy claro y a la vez con un resultado políticamente correcto, el septeto de pistoleros parece un manual de diversidad para iniciados. No falta nada ni nadie. Y si acaso los sietes magníficos son todos hombres, es una mujer quien los contrata y a su vez es un personaje con relevancia en la trama incluso en las escenas de acción. Donde otras películas parecen forzadas, Los siete magníficos consigue plasmar diversidad de forma creíble y hasta un poco irónica. Otro logro para el film de Fuqua.
Y del western la película tiene todo lo importante. No solo el paisaje y la acción, también los temas, en particular el de la lucha entre la civilización y la barbarie. Y también la venganza, otro tema vinculado con la falta de la ley y la justicia en el salvaje oeste. Y por encima de todo tiene héroes, gestos nobles, sacrificios, actos valientes. Esos cowboys que admiramos desde siempre reaparecen acá en todo su esplendor. Hoy por hoy eso es para mí un motivo para disfrutar de una película. Mucho más si es un western, el más grande de los géneros cinematográficos que hayan existido.