Las temibles reuniones familiares para las fiestas, observadas con agudeza, pueden dar gran material para buenas películas. La directora de Los Sonámbulos, Paula Hernández, lo consigue al convocar, como en un film francés de todo tiempo, a distintas generaciones en una casa fuera de la ciudad. Una madre (Marilú Marini) y sus dos hijos con sus familias. Pronto el juego de observaciones hace foco en los conflictos latentes o más expuestos en la familia de uno de los hijos, Emilio (Luis Ziembrowski), su mujer, Erica Rivas, y la hija adolescente, que es sonámbula. Pero Hernández no se queda ahí: las tensiones aparecen, el calor es pegajoso, llegan personajes nuevos, los despertares sexuales se ponen de manifiesto. Hasta una deriva más pesada, que acaso no sea la más feliz de las decisiones.