Dos amantes en Mar del Plata
Luego de su consagratoria ópera prima Somos nosotros, retrato de skaters marplatenses que rodó antes de cumplir los 20 años y fue premiado en la Competencia Argentina del Bafici 2010, Mariano Blanco se consolida como un director a tener muy en cuenta con este film -también presentado en la sección oficial del festival porteño durante su edición 2013- sobre una joven pareja que convive en una casa, en aquel balneario.
El realizador opta por escatimar algunos datos esenciales (no sabemos si sus personajes trabajan, si estudian, si son mantenidos por alguien) para concentrarse en su cotidianeidad y sus desventuras afectivas. Vemos que se aman, que tienen una activa vida sexual y social, pero también que hay algo agresivo, egoísta y rutinario en ese vínculo, que genera ciertas tensiones y que los lleva (sobre todo a él, que es bastante machista, inmaduro e impaciente) a pensar en aventuras por otros ámbitos.
La película es liviana y rigurosa a la vez (Blanco da un claro salto cualitativo en cuanto a sofisticación de la puesta en escena sin perder la frescura y credibilidad de su primer film), pero en la segunda parte la narración divaga tanto como sus personajes, que recorren las calles, centros nocturnos y playas marplatenses (demasiado vacías para una historia que transcurre antes, durante y después de la Navidad) sin rumbo fijo. Un film sobre personajes en tránsito, sobre estos seres tentados a probar nuevas experiencias, a cambiar. Aunque muchas veces ni siquiera sepan cómo hacerlo ni para qué.