FIERAS LUNÁTICAS
Un poco sobre las bases de Dreamworks, es decir la comicidad directa y con espíritu que homenajea a los clásicos del cartoon animado, Los tipos malos de Pierre Perifel se erige como una muy divertida película que fusiona las heist movies con un relato moral acerca de cómo ser mejores personas o, en todo caso, sobre qué significa ser una mejor persona. Los malos del título son un lobo, una serpiente, una tarántula, una piraña y un tiburón especializados en grandes robos, personajes temidos por todos, verdaderos mitos del delito (la primera secuencia en un café -y todo el prólogo en sí- es memorable). El giro de la historia, aquello que la ordena narrativamente, es esa indagación en un mundo binario donde solo hay buenos y malos: “Están los que generan miedo y los que tiene miedo”, dice uno de los personajes. Por lo tanto, la película intentará retorcer ese asunto hasta construir un relato de una ambigüedad llamativa que se aleja un poco del didactismo del discurso del cine animado familiar. Habrá fugas y derivaciones, y el mundo asertivo de estos personajes se retorcerá bastante como para que esos paradigmas pierdan sentido.
Lo discursivo de Los tipos malos se sostiene porque la película entiende en la mayor parte de su metraje que lo suyo es la acción y el movimiento. En determinado momento los protagonistas descubrirán que ser buenos reditúa más que ser villanos, y avanzarán en ese sentido sin apelar demasiado a lo discursivo. Y sin caer en el sobre-estímulo de la animación contemporánea (entendida muchas veces como una emulación del lenguaje virtual y de las redes sociales sin una relación con lo que se está narrando), lo que hace muy bien el film de Perifel es algo tan viejo como el cine clásico: afinar el guion (gentileza de Ethan Coen, guionista y director de Get hard con Will Ferrell, entre otras grandes comedias) pensando exclusivamente en el ritmo. Por eso los personajes se explican poco y mayormente se encuentran gestando algún plan que moviliza la historia hacia adelante, y a ellos mismos y sus conflictos. Los tipos malos funciona como un relojito, mientras se multiplican los homenajes y los guiños cinéfilos.
Lo que termina por redondear los resultados es la animación, que fusiona el recurso del digital en 3D con el 2D. Así se logra un efecto óptico que le otorga un aire old-fashioned, ideal para un relato que toma bastante distancia de lo que son las películas animadas del mainstream hollywoodense actual; en verdad no se parece a nada. Los tipos malos es un gran espectáculo, repleto de comicidad muy certera y acción, con algunas set pieces de suspenso narradas a la perfección. Otro de esos hits de Dreamworks que, cuando se olvida de construir franquicias, se permite estas libertades hermosas donde el objetivo primordial es el entretenimiento sin demasiados prejuicios.