Este año, llega a los cines una nueva adaptación de la famosísima novela de Alejandro Dumas: Los tres mosqueteros. La nueva versión coproducida por Francia, Alemania y España estará a cargo del director Martin Bourboulon (Eiffel, Papá o mamá) y será dividida en dos partes. La primera (Los tres mosqueteros: D’Artagnan) se estrenará el catorce de abril, y la segunda (Los tres mosqueteros: Milady) tiene como fecha provisoria de lanzamiento diciembre de este año.
La historia inicia con un joven e intrépido D’Artagnan que intenta salvar a una mujer de ser secuestrada, pero en la reyerta recibe un tiro y es dado por muerto. D´Artagnan sobrevive y viaja a París para cumplir su sueño de ser mosquetero. Allí descubrirá que los atacantes de la mujer son piezas claves de una conspiración dirigida por el poderoso cardenal Richelieu. Junto a sus fieles colegas Athos (Vincent Cassel), Porthos (Pio Marmaï) y Aramis (Romain Duris) deberán salvar la vida del rey y evitar que la guerra se cierna sobre Francia.
La buena ambientación de la película, nos permite sumergirnos en el París del 1600 y espiar cómo funciona su corte, cómo vivían tanto los reyes y sus sirvientes. Es una historia de aventura con mucha acción y peleas entre habilidosos espadachines. También cuenta con personajes entrañables. Como el carismático D´Artagnan cuya impulsividad lo meterá en varios problemas y le hará conocer el amor. Así mismo Milady, uno de los secuaces del cardenal, es un personaje enigmático, inteligente y escurridizo que promete mucho para la segunda parte. Por su parte, los tres mosqueteros, por más que quedan en segundo plano en relación a nuestro protagonista, nos muestran los valores de la caballería: la camarería, la solemnidad y el honor.
Además de la acción y la aventura, esta es por sobre todo una película de intrigas. Habrá traiciones, rivalidades, secretos y amantes que podrán dejar en jaque la inestable situación política de Francia.
En resumen, Los tres mosqueteros: D’Artagnan es una película entretenida y bien lograda que vuelve a poner en escenas personajes conocidos y entrañables.