La tiranía de los débiles
Emma (Marlies Heder) está a punto de morir. En la casa donde pasa sus últimos días se corta el ambiente con un cuchillo. El personal a sus órdenes (un particular perro incluído) la rodea al mismo tiempo de las más serviles atenciones y de la más profunda hostilidad. Esto no sería tan raro, dado que Emma les hace la vida imposible con la impunidad de quien se sabe acabado. Lo curioso es que este personal de servicio es... su propia familia, que secretamente espera heredarla cuando esa misteriosa enfermedad terminal la liquide de una buena vez.
En medio de esta situación cada vez más tensa, Emma se revela por momentos vulnerable y asustada, sin por eso dejar de torturar a su esquizoide familia. Como es de prever, hay varios cabos sueltos en la historia y conviene decir poco al respecto. Con una destreza notable para hilvanar el guión, el realizador Alex Van Wammerdam transita de manera no siempre omnisciente esta trama de personajes abrumados, siempre al borde del estallido y con algo que perder u ocultar.
Aunque la temática que se aborda es un poco ríspida (y por momentos la acción se estanca en las rispideces perdiendo un poco de dinamismo), el enfoque buscado y conseguido por su director lleva al público al verdadero plano donde las situaciones se desarrollan: el ámbito de la comedia negra. Dentro del género se la puede asociar muy vagamente a "8 femmes", de Francois Ozon, y si bien el elemento bizarro pasa por un lugar bastante diferente al de aquella cinta, su presencia asegura al espectador momentos de buen cine. Claramente, una de las mejores propuestas dentro de los estrenos que se ofrecen esta semana.