Son en realidad dos amigos en un lugar casi olvidado, viviendo de sus cultivos de marihuana, con anuencia y sociedad del policía del lugar. “Perro” y “Gordo” tienen su punto de encuentro y ensoñación en un hotel, que el segundo cuida, que esta vacío, pertenece a una pareja de excéntricos millonarios. Sueñan con escribir un guión. Viven pacíficamente. Sin embargo estos simpáticos perdedores se transformaran frente a un hecho fortuito que despierta en ellos algo que los cambiará definitivamente: la codicia. Un botín millonario que cae en sus manos para sacar lados oscuros. Enredos, un comisario nuevo y particular, una torpeza tras otra con giros del guión que busca entretener y poner en evidencia algunas verdades dolorosas. Juan Minujin es un actor versátil, lleno de energía, lo acompaña en otro ritmo Néstor Guzzini, hay momentos en que no lograr una total empatía. Y a eso contribuyen unas historias colaterales un poco estiradas. Sin embargo en su totalidad el filme de Gabriel Drak logra un cierto encanto y empatía con esos seres que no están destinados a salvarse.