El sueño del gran salto
Hay películas donde todo cuaja, desde los personajes a sus actos y mucho de ello obedece a una ecuación no siempre tenida en cuenta por guionistas o productores y que se relaciona con el contexto en que se desarrolla la historia sin visos de realismo al 100% y con un verosímil sostenido durante toda la trama en que los personajes se transforman, revelan aspectos ocultos, y su impronta también de cierta manera los define y apela a la empatía o identificación directa con el público.
Por eso cuando se piensa en que el cine de antes era mucho mejor que el de ahora, lo primero que se argumenta es que las historias estaban bien contadas. Por bien contadas se sobreentiende que van más allá de un buen guión, buenos diálogos o esas cuestiones menores. La idea amalgama todos estos aspectos en conjunto y ahí el primer atractivo que hace que el público quiera saber más sobre el planteo primario y el conflicto expuesto.
Por eso Los últimos románticos genera ese alivio al tomar contacto con los primeros minutos en que dos amigos del alma, Perro y Gordo, divagan mientras observan la calma del mar. Llegaron hace un tiempo a Pueblo Grande en busca de esa oportunidad para cambiar sus vidas, un lugar que vive del turismo, con casas vacías que pertenecen a europeos con plata, quienes ocasionalmente se dan una vuelta por año mientras lugareños como Gordo las cuidan. Esa es la vida en Pueblo Grande y las ambiciones de todos hacen honor a la segunda palabra.
Perro y Gordo, al igual que otros personajes de la trama, sueñan con pegar ese “gran salto”, negado a aquellos con la etiqueta de perdedor consuetudinario. Y si de “El gran salto” se trata el recuerdo de Los Hermanos Coen sobrevuela esta coproducción entre Argentina y Uruguay, dirigida por Gabriel Drak. También se suma a este recuento el nombre de otra obra de los Coen como Fargo, otro relato donde las lealtades y ambiciones se entrecruzan frente a un episodio que puede cambiar la suerte y el destino de los principales personajes de manera radical. Y eso es lo que pasa en Los últimos románticos al aparecer de la nada un elemento que dispara el relato hacia la zona del policial sin perder la brújula de la comedia que en un principio marcaba el horizonte.
Pero para que todo esto funcione calibradamente tiene que existir la peripecia tanto del lado de los afortunados como de aquellos que parecen condenados al infortunio o a la abulia de una rutina pueblerina. Eso ocurre cuando entra en acción la historia del inspector de policía, un veterano que llega como castigo a ese lugar donde en apariencia no puede pasar nada, en plan de redención de una vida gris, para una profesión sin el reconocimiento justo y con una crisis de pareja importante.
El elenco encabezado por el argentino Juan Minujín, el uruguayo Néstor Guzzini, secundado por Vanesa González, Ricardo Couto y Adrián Navarro entregan actuaciones creíbles, sin caer en el estereotipo y con peso en cada uno de los momentos claves de una trama policial simple que nunca se desbarranca en las vueltas de tuerca ni tampoco necesita abruptos cambios de registro para mantener la atención del público a medida que se descubren algunos “hilos” de la historia entre Perro (Minujín) y Gordo (Guzzini) sin dejar de lado el asedio de un policía con olfato de sabueso (Couto) y una esposa cansada (González) de sostener a un vago, padre de dos hijos que apenas hace changas de jardinero cuando no pasa las horas con su socio Gordo.
Si bien las referencias a los Coen corren por cuenta del que suscribe, el estilo y tono del film evoca las atmósferas de esas películas como la ya mencionada Fargo, en donde el contexto lo dice todo y la falta de solemnidad también.
Pero si nos guiamos por el título del film y buscamos el “romanticismo” resulta irónico tal vez pensarlo en términos de amor aunque ligarlo a aquellos que sueñan con dar “El gran salto” como ocurre a los personajes de esta historia de búsquedas de redención encontrarán sentido en esas frases recurrentes como “el que las hace las paga” o que vivimos en un mundo “sin lugar para los débiles”.